Reincorporación de unidades en la CTE Renté. ¿Solución temporal o parche estructural?

Foto: periódico Granma
Este 1 de octubre, a las 17:20 horas, de acuerdo a una publicación de la Empresa Eléctrica en su página oficial de facebook entró en línea la Unidad 3 de la Central Termoeléctrica Antonio Maceo,conocida popularmente como “Renté”, ubicada en Santiago de Cuba.

Captura de pantalla de facebook
Apenas 18 minutos después, a las 17:38, se incorporó también la Unidad 6 de la misma central.
El anuncio de esta reincorporación de unidades al sistema electroenergético nacional,ya no alegra ni sorprende a la población cubana, acostumbrada tristemente a constantes apagones y una frágil estabilidad energética, agravada mucho más en estos últimos meses.
Más allá del titular optimista, surgen preguntas esenciales sobre la sostenibilidad de estas acciones.
Reincorporación de unidades en la CTE Renté.

¿Qué implica que entren en línea estas unidades?
La entrada en funcionamiento de estas unidades representa una recuperación parcial de la capacidad generadora del país.
Esto, en teoría, debería aliviar la carga sobre el resto de las centrales y reducir los molestos cortes eléctricos programados.
No obstante, estas unidades ya habían salido anteriormente por mantenimientos o fallos, lo cual evidencia la obsolescencia y fragilidad del parque energético cubano, lo que hace que su reincorporación no signifique una verdadera mejoría.
Renté: entre la urgencia y la falta de inversión

La CTE Antonio Maceo, una de las centrales más antiguas del país, ha sido protagonista en múltiples ocasiones por sus salidas inesperadas del sistema.
Las frecuentes reincorporaciones y desconexiones de unidades como la 3 y la 6 revelan una dependencia crítica de instalaciones envejecidas y con mantenimiento deficiente.
La falta de piezas de repuesto, tecnología obsoleta y una inversión limitada en energías renovables solo agravan el problema.
¿Soluciones reales o paliativos momentáneos?
Aunque la reentrada de estas unidades puede mejorar temporalmente la situación energética, no constituye una solución estructural.
Se trata más bien de un parche en una red eléctrica que exige transformaciones profundas, diversificación energética y una política más transparente de información a la ciudadanía.

