EE. UU. ordena el cierre total del espacio aéreo venezolano y eleva al máximo la tensión regional.
Foto:cibercuba
El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, sobre el cierre completo del espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela marca un giro abrupto en la escalada de tensión entre Washington y el gobierno de Nicolás Maduro.
En un mensaje difundido a través de su red social, el mandatario emitió una orden categórica dirigida “a todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas”, afirmando que el espacio aéreo venezolano “debe considerarse cerrado en su totalidad”.
Captura de pantalla de la red Truth social
El comunicado, redactado íntegramente en mayúsculas, fue interpretado por expertos en geopolítica como una advertencia de carácter militar que apunta tanto a la aviación civil como a redes ilícitas vinculadas al narcotráfico y al tráfico de personas que operan en la región.
EE. UU. ordena el cierre total del espacio aéreo venezolano y eleva al máximo la tensión regional.
Según analistas internacionales, este cierre aéreo podría representar el preludio de acciones bélicas, dado que medidas de este tipo suelen anteceder operaciones militares, bloqueos estratégicos o etapas preparatorias para aislar por completo a un gobierno considerado hostil.
En un contexto marcado por el aumento de la presencia naval y aérea estadounidense en el Caribe, la decisión se percibe como un paso coordinado para limitar las rutas de suministro hacia Venezuela, interrumpir el flujo del narcotráfico y reducir cualquier apoyo internacional al gobierno de Maduro.
La medida también podría impactar el tráfico comercial entre países del Caribe y Sudamérica, afectando vuelos y conexiones regionales que pasan por el espacio aéreo venezolano.
El cierre es visto como una de las acciones más severas tomadas por Washington desde el inicio de su ofensiva contra el denominado Cartel de los Soles y refuerza la estrategia de máxima presión militar y política. Especialistas señalan que la orden presidencial coincide con una creciente movilización de fuerzas estadounidenses en el Caribe y con el nerviosismo del régimen chavista ante una posible acción más contundente.
En este escenario, el cierre total del espacio aéreo venezolano no solo intensifica la confrontación diplomática y militar, sino que introduce un nuevo nivel de incertidumbre en la ya compleja dinámica regional.