Introducción: El humor cubano, un antídoto contra la adversidad
En un país donde la realidad cotidiana desafía el ingenio y la paciencia, el Festival Nacional del Humor Aquelarre 2025 emerge como un espacio vital para la risa, la reflexión y la resistencia cultural.
Del 29 de junio al 7 de julio, La Habana se convierte en el epicentro del humor cubano contemporáneo, celebrando la vigésima novena edición de un evento que ha sabido reinventarse ante cada adversidad.
Funciones, sedes y humoristas: El mapa de la risa en La Habana

Foto: Luis Jiménez
El Aquelarre 2025 despliega un programa variado y ambicioso, con funciones repartidas en emblemáticos espacios culturales de la capital.
El acto inaugural, celebrado en el Teatro Karl Marx, reunió a figuras destacadas como Kike Quiñones, Pagola La Paga, Otto Ortiz, Michel Pentón, Capitán 10, el Grupo Humorístico Etcétera y Franklin López, entre otros.
Las principales sedes incluyen la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, la Sala Adolfo Llauradó, el Teatro Trianón, el Cine Yara, el Centro Cultural Bertolt Brecht y la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
El festival prioriza las funciones durante los fines de semana, adaptándose a las dificultades logísticas y energéticas que atraviesa el país. Además, se realiza una división por géneros, destacando el espacio dedicado al stand-up comedy, donde se promueven jóvenes talentos que buscan revitalizar la comedia en vivo.
Las presentaciones combinan el talento profesional y aficionado, y se dedica especial atención al movimiento artístico universitario, en sintonía con el centenario de Juana Bacallao, a quien rinde homenaje esta edición.

Programa de Aquelarre 2025

Programa de Aquelarre 2025
Trayectoria del Aquelarre: Casi tres décadas de risas y desafíos
El Festival Nacional del Humor Aquelarre nació en 1993, impulsado por el Centro Promotor del Humor, fundado en 1990.
Surgió como respuesta a la necesidad de profesionalizar y visibilizar el humor cubano, tras la influencia de propuestas innovadoras como el Conjunto Nacional de Espectáculos, liderado por Alejandro García (Virulo), quien introdujo un humor escénico que mezclaba parodia, costumbrismo y crítica social.
A lo largo de tres décadas, Aquelarre ha sido testigo y protagonista de la evolución del humor en Cuba. Ha servido como plataforma para la experimentación, la formación de nuevas generaciones y la reflexión teórica sobre el género. Cada edición ha buscado adaptarse a los cambios sociales y culturales, manteniendo siempre su esencia: la risa como herramienta de resistencia y cohesión social.
El vacío de los humoristas emigrados: ¿Una crisis generacional o una oportunidad de renovación?

Cartel del evento
La edición 2025 del Aquelarre no escapa a una realidad palpable en la escena cultural cubana: la emigración de muchos humoristas consagrados.
Este fenómeno ha dejado un vacío en el elenco tradicional, pero también ha abierto espacios para la emergencia de nuevos rostros y propuestas.
El festival ha sabido capitalizar esta situación, promoviendo a jóvenes talentos y apostando por formatos innovadores como el stand-up comedy.
Sin embargo, la ausencia de figuras históricas se siente en la memoria colectiva y en la nostalgia del público, que sigue reclamando la presencia de aquellos que marcaron una época.
Este contexto plantea un desafío doble: por un lado, la necesidad de mantener la calidad y la identidad del humor cubano; por otro, la oportunidad de reinventar el género desde la frescura y la diversidad de las nuevas generaciones.
Aquelarre 2025: El humor en tiempos de crisis
Cuba atraviesa una de sus peores crisis económicas y energéticas en décadas. La escasez de combustibles, los apagones prolongados y la inflación han impactado la vida cotidiana y la producción cultural.
El Aquelarre 2025 no es ajeno a estas dificultades: las funciones se concentran en horarios y días específicos para optimizar recursos y garantizar la asistencia del público.
A pesar de los retos, el festival sigue siendo un espacio de encuentro y resistencia. El humor cubano, históricamente vinculado a la crítica social y al choteo, encuentra en la adversidad un terreno fértil para la creación y la conexión con el público.
El humor cubano ha sido tradicionalmente un mecanismo de defensa y resistencia. Ante la adversidad, el cubano recurre a la risa para sobrellevar la realidad y mantener la esperanza. El Aquelarre 2025 ratifica esta tendencia: el público sigue llenando las salas, ávido de reírse de sí mismo y de su entorno.
El festival, más que un espectáculo, es un acto de resistencia cultural. El humor se convierte en herramienta cognitiva y emocional, permitiendo a los espectadores procesar la realidad y encontrar consuelo en la risa compartida.
La programación, que combina crítica social, costumbrismo y parodia, refleja la capacidad del cubano para reírse de sus propias desgracias, sin perder la perspectiva crítica ni la capacidad de soñar con un futuro mejor.
El Aquelarre 2025 es mucho más que un festival de humor: es un espejo de la sociedad cubana, un espacio de resistencia y renovación. En tiempos de crisis, la risa sigue siendo un derecho y un acto de libertad. El humor cubano, con sus luces y sombras, sigue demostrando que, a pesar de todo, el cubano siempre encuentra motivos para reír. Y mientras haya risas, habrá esperanza.