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Entre médicos desilusionados y hospitales sin recursos la salud pública cubana se consume ante la crisis.

by Daineris
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Entre médicos desilusionados y hospitales sin recursos la salud pública cubana se consume ante la crisis.

 

Entre médicos desilusionados y hospitales sin recursos la salud pública cubana se consume ante la crisis.

Foto tomada de Facebook

La salud pública en Cuba ha sido históricamente presentada como un baluarte del sistema socialista.
Sin embargo, el primer semestre de 2025 deja en evidencia que los valores de equidad, acceso universal y calidad han sido seriamente comprometidos, incluso reconocidos por el propio Ministro de Salud Pública, Dr. José Ángel Portal Miranda.

A pesar del esfuerzo incuestionable de los profesionales de la salud, la precariedad estructural y los problemas éticos y organizativos cuestionan seriamente la sostenibilidad del modelo.

Entre médicos desilusionados y hospitales sin recursos la salud pública cubana se consume ante la crisis.

Uno de los puntos más críticos es la disponibilidad de medicamentos, que apenas alcanza el 30% del cuadro básico.
Esta situación genera una cadena de insatisfacciones y abre la puerta a prácticas ilegales como la venta clandestina, un fenómeno que refleja el deterioro ético dentro del sistema.

Las autoridades gubernamentales reconocen las carencias, las admiten públicamente como si los culpables fueran otros, mientras médicos y pacientes deben ser magos para encontrar a altos precios medicamentos insustituibles para el tratamiento de sus enfermedades.
Se anuncian la implementación de planes para minimizar el impacto de las carencias pero en la práctica los resultados son muy limitados.

Mortalidad materno-infantil: un retroceso alarmante

Foto: periódico Granma

La tasa de mortalidad infantil se ha elevado a 8.2 por cada mil nacidos vivos, mientras que la mortalidad materna ha escalado a 56.3,cifras que contrastan con la imagen tradicional de excelencia en salud preventiva.

El retroceso en indicadores claves cuestiona los resultados del programa materno-infantil, a pesar de la implementación de múltiples medidas y la intervención sanitaria nacional.

 Éxodo profesional y fallas de gestión

Otro valor que se ve amenazado es la continuidad del talento humano.
El éxodo de profesionales de la salud, sumado a la preparación insuficiente de médicos jóvenes, pone en riesgo la calidad de la atención.
El ministerio de salud pública, ha utilizado como estrategia el aumentado de plazas en las universidades para el estudio de la carrera de medicina, pero este incentivo tampoco ha ayudado a minimizar los déficits de recursos humanos, pues muchos de estos profesionales ya graduados no llegan ni a incorporarse a trabajar, sirviendo solo para aumentar el número de bajas en el sector de la salud.

El incremento salarial tampoco ayudó mucho, pues  la inflación existente en el país hace que un salario de 5000 , 6000 o en el mejor de los casos 10 000 pesos cuando el profesional ha permanecido durante el mes varios días de guardia, se hace muy insuficiente y si se ve desde el punto de cubrir las necesidades básicas de la familia y el hogar convierte al médico prácticamente en un adulto vulnerable.
Las deprimentes condiciones laborales persisten y el descontento entre los profesionales solo aumenta ,especialmente en las áreas más críticas.

 ¿Valores o discurso?

Aunque el discurso oficial insiste en el compromiso moral con la salud del pueblo, la realidad refleja un sistema sobrecargado, fragmentado y vulnerable al colapso, donde la ética profesional se enfrenta diariamente a carencias estructurales.
La resiliencia del personal sanitario es admirable, pero no debe ser la justificación para mantener un modelo que no responde eficazmente a las necesidades actuales.

Una crisis que va más allá del bloqueo

Cuba enfrenta una profunda crisis de salud pública que no puede explicarse únicamente por el embargo estadounidense.
Problemas internos como la mala gestión, la corrupción, la falta de financiamiento estructural y la desmotivación profesional minan los valores que se defienden en el discurso oficial.

Reconocerlo es el primer paso hacia una transformación necesaria.

 

 

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