El sorpresivo anuncio: una Coca-Cola “más auténtica”
El presidente Donald Trump lo hizo de nuevo. Entre noticias sobre crisis internacionales y controversias de su propio partido, Trump acaparó titulares por una razón inesperada: el supuesto regreso de la Coca-Cola con azúcar de caña real en Estados Unidos.
“He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido. Quiero agradecer a todas las autoridades de Coca-Cola. Esta será una muy buena decisión por su parte. Ya verán. ¡Es simplemente mejor!”, publicó en redes sociales, encendiendo las redes y los corrillos políticos por igual.
¿Es oficial el cambio? La respuesta cautelosa de Coca-Cola
Photo by Gene J Puskar AP
La multinacional Coca-Cola no tardó en responder, aunque no confirmó la afirmación presidencial. Un portavoz declaró a CNN:
“Agradecemos el entusiasmo del presidente Trump por nuestra icónica marca Coca-Cola. Próximamente compartiremos más detalles sobre las nuevas e innovadoras ofertas de nuestra gama de productos Coca-Cola”.
Así, la empresa optó por una postura de expectativa, sin dar datos concretos sobre el cambio de fórmula de la Coca-Cola que se consume en los hogares estadounidenses.
Esta declaración, aunque ambigua, no niega del todo la posibilidad de novedades para el paladar estadounidense, habituado desde hace décadas a las bebidas endulzadas con jarabe de maíz de alta fructosa.
De México a EE. UU.: ¿Por qué es tan importante el azúcar de caña?
Foto: Gobierno de México
Para millones de consumidores, la llamada “Mexican Coke” tiene un aura casi legendaria debido a su uso de azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz, la receta predominante en Estados Unidos desde finales de los años setenta.
Según la industria, el cambio original se debió a políticas de subsidio del maíz y la escalada de precios del azúcar, pero el mito popular dice que la Coca-Cola con azúcar de caña “simplemente sabe mejor”.
El “botón de Coca-Cola Light”: la devoción de Trump
Botón de Trump. Foto: Diario últimas 24 horas
Si de Coca-Cola hablamos, el idilio de Trump con esta bebida es material de leyenda. La devoción del presidente por la Coca-Cola Light ha sido tan documentada que existe una anécdota recurrente en la prensa: el “botón de Coca-Cola Light” en el famoso escritorio Resolute del Despacho Oval.
Se trata de una pequeña caja de madera con un botón rojo. Al oprimirlo, un asistente presidencial entraba con la codiciada lata de Coca-Cola Light, un ritual más íntimo y menos protocolar que muchas reuniones diplomáticas.
El contraste es curioso: aunque Trump se deshaga en elogios sobre el azúcar de caña para la Coca-Cola “clásica”, su preferencia personal sigue siendo la versión sin calorías, endulzada con aspartame, un edulcorante artificial rodeado de debates sobre su salud.
Coca-Cola y Trump: una relación de amores y desencuentros
No todo ha sido burbujeante en la relación entre Trump y la empresa de refrescos. En 2021, Coca-Cola fue una de las compañías que se pronunció enérgicamente contra las restricciones al voto implementadas en Georgia, su estado natal, criticando públicamente la legislación por limitar el acceso a las urnas.
Trump, alineado con los republicanos que impulsaron la reforma, no tardó en llamar al boicot de la marca. Sin embargo, la realidad es que en sus propiedades y hoteles la Coca-Cola nunca dejó de servirse, lo que dejó ver la complejidad entre política, negocios y preferencias personales.
La disputa exhibió los desafíos de una corporación global cuya imagen pública, ventas y políticas internas pueden chocar con el entorno político local y nacional.
¿Una movida “más saludable”?: la campaña de la Casa Blanca
Former President Donald Trump drinks a Diet Coke during the ProAm of the LIV Golf Team Championship at Trump National Doral Golf Club Oct. 27 2022 in Doral Foto Lynne Sladky, File)
Este anuncio llega en medio de la cruzada de la administración Trump por una dieta más saludable en el país. Bajo el lema Make America Healthy Again, y con el apoyo del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., la Casa Blanca ha presionado a la industria alimentaria para eliminar ingredientes considerados adversos en la dieta estadounidense, como los colorantes artificiales y, por supuesto, el jarabe de maíz.
Aunque Coca-Cola no lo confirma, el contexto político y social sugiere que estamos ante una batalla no solo por el sabor del refresco, sino por el relato de “lo auténtico” y “lo nacional” en el consumo masivo.
¿Y ahora qué? Expectativa, política y burbujas
Mientras tanto, los consumidores esperan. ¿La próxima Coca-Cola sabrá “como antes”? ¿Es Trump el responsable del regreso del azúcar de caña o solo el portavoz más ruidoso de un viejo anhelo culinario? Por ahora, solo queda esperar el próximo anuncio de Coca-Cola, y, como siempre, la última palabra la tendrá el paladar estadounidense.
La batalla por el endulzante de la Coca-Cola se ha transformado en un escenario más de la política y el espectáculo estadounidense. La expectación sigue creciendo: las burbujas, también.