¿Jorge Martínez usó recursos del Estado para su boda? La entrevista que vuelve a incendiar las redes
Aunque han pasado años desde que Jorge Martínez protagonizara una de las bodas más polémicas de la televisión cubana, su entrevista con Amaury Pérez Vidal ha vuelto a sacudir las redes y los foros de debate. El actor, que defendió su postura en el programa Con dos que se quieran, sigue en el centro de la controversia por lo que muchos consideraron un acto de “privilegio institucional” en horario estelar.
Una entrevista que reabre heridas
En aquella conversación televisiva, Jorge Martínez intentó limpiar su nombre tras las acusaciones de haber utilizado medios del Estado —incluyendo cámaras, personal técnico y locaciones del ICRT— para transmitir en vivo su boda. Aunque aseguró que todo estaba autorizado y aprobado por las autoridades, muchos aún se preguntan si se trató de un evento personal o de un show montado con fines propagandísticos.
Foto: Cubadebate
¿Silencio cómplice del periódico Granma?
Uno de los puntos más criticados fue el rol del periódico Granma, que en su momento publicó una nota denunciando irregularidades en el uso de recursos públicos. Sin embargo, luego de comprobarse que no existían fundamentos legales para tales acusaciones, el medio nunca emitió una disculpa pública. ¿Fue censura? ¿Una simple omisión? ¿O una estrategia para proteger ciertas figuras?
La boda, ¿cortina de humo?
Más allá del escándalo mediático, hay quienes sostienen que la transmisión de la boda sirvió como cortina de humo para desviar la atención de otros conflictos sociales y políticos que atravesaba el país. La coincidencia con momentos de tensión interna alimenta las teorías de que fue una maniobra calculada con fines más allá del amor y el espectáculo.
Foto: OnCuba News
¿Y por qué se canceló El Expreso?
Otra de las grandes interrogantes que vuelve al debate es la cancelación repentina del programa El Expreso, dirigido por Jorge Martínez. ¿Fue castigo o estrategia? Algunos afirman que la decisión respondió a la presión mediática generada tras la boda, mientras que otros creen que hubo intereses mayores en silenciar al colectivo.
¿Por qué hablamos de esto otra vez?
Porque los silencios siguen gritando. Porque la televisión estatal no ofreció respuestas contundentes. Porque el periodismo oficial dejó cabos sueltos. Y porque, aunque la entrevista sea vieja, el debate sigue más vivo que nunca: ¿fue Jorge Martínez víctima de un linchamiento mediático o protagonista de un acto irresponsable?
