El embajador de EE.UU. en Cuba, Mike Hammer, fue protagonista de un evento que medios independientes califican como un “acto de repudio”—pero al análisis de lo ocurrido y su trasfondo corresponde ser imparcial.
Este domingo 8 de junio de 2025, la tradicional lanchita de Regla, que conecta La Habana Vieja con el municipio de Regla, fue escenario de un incidente que mezcla diplomacia, política y propaganda.
¿Qué ocurrió con el embajador Mike Hammer en la lanchita?
Durante el trayecto del embajador Mike Hammer por la lanchita, se observa en el video cómo una mujer lo increpa en tono agresivo, acusándolo de ser responsable de los males de Cuba. Mientras tanto, otra persona graba, y varias figuras vestidas de civil y un agente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) adoptan un rol de mediador.
Según fuentes como CiberCuba y CubitaNOW, se trató de un montaje organizado por la Seguridad del Estado para desacreditar al diplomático.
Los medios señalan que el incidente siguió un guion: “Dos mujeres lo increparon de forma agresiva”, luego invitaron a pasajeros a unirse, y todo fue documentado desde distintos ángulos—lo que sugiere claramente que se buscaba generar un contenido propagandístico.
¿Por qué ahora? ¿por qué este “espectáculo” con Mike Hammer?

El encargado de negocios estadounidense se reunió con el histórico disidente Guillermo Coco Fariñas a finales de abril en la ciudad de Santa Clara.
Desde su llegada en noviembre de 2024, Mike Hammer ha mantenido una estrategia: salir de la embajada, recorrer la ciudad—como al visitar iglesias, jugar dominó—y encontrarse con ciudadanos, activistas y líderes religiosos. Un gesto poco habitual que ha incomodado al régimen cubano.
Ese acercamiento directo ha tensionado las relaciones diplomáticas. El MINREX ya convocó al embajador en mayo para entregarle una nota de protesta, y EE.UU. respondió con una medida similar: citó a la embajadora cubana en Washington.
Más recientemente, medios estatales han intensificado sus críticas, calificando su presencia en la vida pública como una “injerencia” en los asuntos internos de Cuba.
En este contexto, sacarlo públicamente de su zona de confort fue un golpe de narrativa: mostrarlo como figura incómoda, “provocadora”, ante la población. En redes estatales apareció un perfil llamado “Frank Enrique”, quien declaró que “el pueblo le dijo unas cuantas cosas a Mike” y que “no soporta la verdad”.
¿Qué se puede interpretar sobre este suceso contra Mike Hammer en la lanchita de Regla?
¿A quién creer? Lo cierto es que este episodio coincide con una escalada de tensión: diplomática (citaciones mutuas), mediática (campañas de desprestigio) y simbólica (un embajador increpado en público).
En Miami y otras ciudades cubanas en el exilio, el episodio fue visto con preocupación: se interpreta como otra señal de la mano dura de La Habana ante voces disidentes—esta vez en el rostro del diplomático estadounidense.
Este incidente en la lanchita de Regla no fue un encuentro espontáneo: más bien, se enmarca en una estrategia de desacreditación contra un diplomático que ha roto el molde tradicional. Un montaje meticuloso, grabado desde diversos ángulos, ejecutado por la Seguridad del Estado en plena vía pública.
Desde una postura neutral, cabe reconocer dos realidades: por un lado, el régimen cubano busca reafirmar su narrativa anti‑injerencista; por otro, muchos cubanos, sobre todo en el exilio, ven en Hammer una voz de cercanía en tiempos de cierre.
El incidente de este domingo es un síntoma más de las tensiones flotantes entre ambos Gobiernos. Pero también evidencia cómo el control mediático y las operaciones simbólicas continúan siendo herramientas de poder en la Isla.
Para la comunidad cubana en Estados Unidos, es una señal clara de que los nuevos puentes diplomáticos generan resistencia… y que la comunicación directa entre un embajador y el pueblo sigue siendo un tabú muy sensible.
Análisis del periodista Mario Penton sobre el acto de repudio que le realizaron al embajador Mike Hammer