4

26 toneladas de esperanza desde Venezuela

Ante la terrible situación en la que se encuentra el oriente cubano, China y Venezuela envían ayuda a Cuba. Venezuela fue el primer país en reaccionar tras el devastador paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba. En un gesto de solidaridad, el Gobierno de Nicolás Maduro envió un avión con 26 toneladas de ayuda humanitaria, que arribó en la noche del miércoles al aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

El cargamento incluye alimentos no perecederos, colchones, medicinas, agua embotellada, linternas, generadores eléctricos y materiales de construcción ligera, destinados a las provincias más afectadas: Guantánamo, Granma, Las Tunas y Holguín.

Durante el acto de entrega, el embajador venezolano en La Habana destacó que se trata de “una ayuda entre pueblos hermanos” y recordó los históricos lazos entre ambos países. “Cuba ha estado junto a nosotros en los momentos más difíciles, y hoy Venezuela devuelve ese gesto de amor”, afirmó.

China anuncia el envío de kits de emergencia

Pocas horas después, el Gobierno de China confirmó que también enviará kits humanitarios y suministros médicos para los damnificados cubanos. Según la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, el paquete incluye tiendas de campaña, mantas, medicamentos, lámparas solares y purificadores de agua, con prioridad para las zonas rurales del oriente cubano.

Beijing subrayó que esta acción responde a “la amistad inquebrantable entre ambos pueblos” y reafirmó su compromiso de apoyar a Cuba en los esfuerzos de reconstrucción. La ayuda forma parte del Programa de Cooperación Sur-Sur, que China mantiene con varios países del Caribe y América Latina.

Estados Unidos ofrece ayuda, pero con condiciones

Mientras tanto, Estados Unidos anunció su disposición a enviar ayuda humanitaria a los cubanos afectados por el huracán Melissa, aunque aclaró que lo haría sin intermediación del régimen cubano.

El portavoz del Departamento de Estado indicó que Washington “está preparado para brindar apoyo inmediato a través de organizaciones independientes, iglesias y agencias internacionales que operen directamente con el pueblo cubano”.

Este matiz marca la diferencia con la postura de Caracas y Beijing. Para EE. UU., cualquier canal oficial con La Habana sería “contraproducente”, según fuentes diplomáticas citadas por medios estadounidenses.

La declaración, aunque ofrece asistencia, reaviva el debate sobre la politización de la ayuda humanitaria en contextos donde la gestión gubernamental está fuertemente controlada.

Una tragedia natural que revela fracturas políticas

El paso del huracán Melissa dejó 49 muertos en el Caribe, y más allá de la emergencia, el suceso ha vuelto a colocar a la isla en el centro del tablero geopolítico del Caribe.

Mientras Venezuela y China refuerzan su papel como aliados políticos y económicos del Gobierno cubano, Estados Unidos mantiene una posición condicionada por la desconfianza institucional y las sanciones bilaterales.

Analistas coinciden en que la reconstrucción tras Melissa no solo será un reto material, sino también un test para la diplomacia internacional. “La solidaridad se convierte en un espejo de las alianzas”, señala un investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de La Habana.

Solidaridad o estrategia: el trasfondo del auxilio

Aunque las donaciones representan un alivio inmediato para miles de familias cubanas, los observadores advierten que cada gesto tiene también una lectura política, y de eso no tenemos la mínima duda.

Venezuela reafirma su alianza ideológica con La Habana, en momentos en que busca fortalecer su imagen internacional.

China consolida su influencia económica y diplomática en el Caribe, una región clave en su ruta comercial y energética.

Estados Unidos, por su parte, intenta tender un puente directo hacia el pueblo cubano sin legitimar al Gobierno, en línea con su política de presión selectiva.

En medio de estas tensiones, los cubanos de a pie —especialmente en el oriente del país— esperan que la ayuda llegue rápido, sin importar su origen. La situación es bastante deprimente. No hacía un Melissa para demostrar y evidenciar la terrible miseria del oriente cubano. Aun cuando no hay esperanzas de vida en esa región del país, este fenómeno hidrometeorológico ha remarcado más la situación.

Mientras el huracán Melissa deja su huella en el mapa y en la memoria, los gestos de solidaridad —venezolanos, chinos o estadounidenses— se convierten en símbolo de un Caribe que, incluso en la adversidad, sigue siendo escenario de disputas, pero también de esperanza compartida.