En una decisión que ha causado reacciones encontradas a nivel global, el presidente Donald Trump ha anunciado que Estados Unidos volverá a retirarse de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El argumento central es que el organismo internacional promueve una agenda “woke”, calificando de “divisivas” sus políticas culturales y sociales en temas como inclusión, género y derechos de minorías.
Esta medida, que se hará efectiva a finales de 2026, supone un nuevo capítulo en la relación históricamente oscilante entre EE. UU. y la UNESCO y marca la continuidad de la estrategia “America First” adoptada por la administración Trump.
¿En qué consiste la medida de retirar a EE. UU. de la UNESCO?

UNESCO Christelle Alix A view of the Symbolic Globe by Erik Reitzel at UNESCO Headquarters in Paris France
La retirada implica que, a partir de su entrada en vigor, EE. UU. dejará de participar en los programas, iniciativas y decisiones de la UNESCO, así como en las contribuciones financieras al organismo, que por años fue uno de los principales donantes.
Según el gobierno estadounidense, la permanencia de EE. UU. en organizaciones internacionales “debe alinearse con los intereses nacionales” y rechaza el “enfoque globalista” del organismo y su respaldo a políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
El proceso administrativo comenzó con la notificación formal a la dirección general de la UNESCO. Washington permanecerá como miembro hasta el 31 de diciembre de 2026, tras lo cual su representación concluirá oficialmente.
Razones alegadas por la administración Trump
De acuerdo con diversos comunicados estadounidenses, las razones detrás de la retirada se centran en:
– Rechazo a políticas DEI y sociales “woke». La Casa Blanca considera que la organización promueve causas progresistas y divisivas sobresaliendo asuntos de raza, género y diversidad sexual.
– Admisión de Palestina como Estado miembro. EE. UU. considera este hecho, ocurrido en 2011, contrario a su política exterior y un motivo del supuesto aumento del “sesgo antiisraelí” en la organización.
– Enfoque en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. El gobierno de EE. UU. sostiene que UNESCO impulsa una agenda globalista que no se corresponde con la política de “primero América”.
– Alineación con “intereses nacionales”. Se ha afirmado que la pertenencia a UNESCO no resulta beneficiosa para los intereses de EE. UU. bajo la actual administración.
Pros y contras según analistas internacionales sobre la retirada de EE. UU. de la UNESCO
Posibles beneficios:
– Afirmación de soberanía y política nacional: Al retirarse, EE. UU. refuerza una postura de independencia frente a organizaciones internacionales que —según la administración Trump— “se entrometen en políticas internas”.
– Apoyo del sector conservador y de Israel: Para algunos actores, especialmente en Israel, la medida simboliza un respaldo frente a lo que consideran prejuicios históricos de la UNESCO contra su país.
– Ahorro de recursos financieros: La retirada reduce los compromisos económicos en organismos multilaterales, liberando fondos para prioridades domésticas.
Potenciales consecuencias negativas:
– Pérdida de liderazgo global: Diversos expertos consideran que esta decisión debilita la influencia de EE. UU. en foros internacionales, socavando el multilateralismo y la cooperación global en educación, ciencia y cultura.
– Impacto en programas nacionales: Comunidades y proyectos estadounidenses que buscan inscripción en el listado de Patrimonio Mundial, fondos educativos y redes universitarias perderán acceso y representación.
– Aislamiento diplomático: La retirada puede ser percibida como un retroceso en el compromiso con los valores democráticos universales, y críticos advierten que propicia el avance de potencias rivales como China en la definición de estándares internacionales.
– Respuesta internacional negativa: Francia, China y la propia UNESCO han lamentado la decisión, calificándola de “lamentable” y contraria a los valores del organismo.
Otras medidas de la administración Trump bajo la agenda “woke”

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La salida de la UNESCO se suma a otras acciones de la presidencia de Donald Trump que buscan eliminar lo que considera una “agenda woke” en políticas públicas e internacionales:
– Retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alegando “parcialidad” y una mirada politizada en temas de salud global y derechos reproductivos.
– Corte de fondos y salida del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, argumentando que el órgano encubre a regímenes “abusivos” y prioriza agendas contrarias a los intereses de EE. UU.
– Anulación o reducción de subsidios y programas de equidad, diversidad y educación inclusiva en instituciones federales y educativas.
– Eliminación de contenidos sobre identidad de género, teoría crítica de la raza y diversidad cultural en currículos escolares, además de la restricción de fondos a instituciones que promuevan este tipo de “formación ideológica”.
La decisión de la administración Trump de romper con la UNESCO constituye una nueva manifestación de la estrategia que antepone los intereses nacionales y rechaza las políticas progresistas a nivel internacional.
Las repercusiones —tanto positivas como negativas— seguirán siendo objeto de análisis profundo y debate en la comunidad internacional. Mientras ciertos sectores celebran la afirmación de la soberanía estadounidense, otros lamentan el debilitamiento del papel de EE. UU. en la cooperación multilateral y el posible efecto dominó sobre el orden internacional basado en consensos y derechos universales.