Tormentas de arena y polvo: una amenaza global en aumento, según la OMM

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La Organización Meteorológica Mundial (OMM) emitió una advertencia este mes sobre el creciente impacto de las tormentas de arena y polvo a nivel mundial.
En un boletín especial publicado a principios de julio, la agencia de la ONU alertó que estos fenómenos atmosféricos afectan directamente a más de 330 millones de personas en más de 150 países, con consecuencias alarmantes para la salud, el medio ambiente y las economías locales y globales.
Tormentas de arena y polvo: una amenaza global en aumento

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Consecuencias severas para la salud y el medio ambiente
Según el informe, estas tormentas tienen una incidencia importante en la calidad del aire, afectando gravemente a poblaciones vulnerables, especialmente en zonas con alta exposición.
Los efectos sobre la salud incluyen un aumento en los problemas respiratorios y cardiovasculares, que se ven agravados por la persistencia y la intensidad de estos eventos.
La OMM estima que cada año ingresan a la atmósfera casi dos mil millones de toneladas de arena y polvo, lo que equivale a unas 307 Grandes Pirámides de Giza.
Aunque más del 80% del polvo global proviene de los desiertos del norte de África y Oriente Medio, los vientos atmosféricos transportan estas partículas a miles de kilómetros, alcanzando Europa, Asia Central, América y el Caribe.
Actividad humana y cambio climático: factores agravantes

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Si bien parte del fenómeno es natural, la OMM advierte que la mala gestión del agua y la tierra, la sequía y la degradación ambiental están intensificando las tormentas de polvo.
Estos factores, vinculados en gran parte al cambio climático y la acción humana, están acelerando la desertificación y ampliando las zonas emisoras de partículas.
Frente a esta situación, la OMM destaca la importancia de fortalecer los sistemas de monitoreo, pronóstico y alerta temprana.
Estas herramientas son esenciales para proteger la salud pública, garantizar la seguridad en sectores clave como la agricultura y la aviación, y permitir una respuesta rápida y efectiva por parte de los gobiernos y comunidades afectadas.