Sobreviviente de la tragedia en Pinar del Río comparte su doloroso testimonio
Imagen: Facebook Alina López Ochoa
La noche del 20 de junio, el kilómetro 2 de la carretera hacia Luis Lazo, en Pinar del Río, se convirtió en escenario de una tragedia que marcó para siempre a sus habitantes. Entre las voces que emergen del dolor y el asombro está la de Léster Ramón Garrido, uno de los sobrevivientes del accidente de la rastra que dejó cuatro fallecidos y tres heridos.
Léster aún lleva en su piel las huellas del horror: cicatrices en manos, brazos y pierna que le recuerdan el instante en que la muerte pasó cerca. “Me encontraba en la acera en compañía de algunos amigos y me percato que el camión se acercaba peligrosamente. Alerté a todos y corrí para protegerme. El vehículo arrastró a las personas que estaban en la acera… milagrosamente escapé”, relata con voz entrecortada.
La escena fue caótica y desgarradora. En cuestión de segundos, la tranquilidad del barrio se desvaneció. “Todo fue muy rápido. Apenas tuve tiempo de reaccionar. Solo recuerdo gritar, correr y luego el estruendo. Cuando me levanté, vi a mis amigos y vecinos en el suelo. Sentí miedo, impotencia, y una tristeza enorme”, cuenta Léster, mientras observa la acera donde ocurrió el accidente.
Imagen: Facebook Alina López Ochoa
Sobreviviente de la tragedia en Pinar del Río comparte su doloroso testimonio. “Escapé de milagro”
El impacto emocional ha sido tan profundo como las heridas físicas. Según Informacion ofrecida en el perfil de Facebook de Alina López Ochoa, Léster confiesa que desde aquella noche el silencio pesa más, y la alegría habitual del lugar se ha transformado en duelo y consternación. “La noche del 20 de junio sepultó la alegría del lugar y dio paso al dolor y la tristeza. Ahora, cada vez que paso por ese tramo, me invade una mezcla de agradecimiento y culpa por haber sobrevivido”.
El testimonio de Léster Ramón Garrido no solo da voz al sufrimiento de los sobrevivientes, sino que también es un llamado a la reflexión sobre la seguridad vial y la fragilidad de la vida. “Hoy abrazo el silencio y arrastro la pesada carga de un horrible recuerdo, pero también valoro más cada día y a las personas que me rodean”, concluye.
Mientras la comunidad busca consuelo y respuestas, la historia de Léster es un recordatorio de que, a veces, la vida pende de un hilo y que cada testimonio es esencial para comprender la magnitud de lo vivido.