Pescadores víctimas de abuso policial en Niquero

Imagen: Facebook de Almakki Díaz
En los últimos días, el municipio de Niquero, en Granma, ha sido escenario de un caso alarmante que refleja las profundas heridas del sistema judicial y policial en Cuba. Tres jóvenes pescadores, empleados de una Mipyme local, han pasado de ser víctimas a ser señalados como agresores por un Estado que, lejos de garantizar la justicia, ampara la impunidad de sus propios agentes.
Según información del perfil de Facebook de Almakki Díaz , los hechos ocurrieron cuando los jóvenes, mientras desempeñaban sus labores, fueron interceptados por la patrulla policial número 512. Lo que debiera haber sido un encuentro rutinario, terminó en una verdadera pesadilla. Agentes, presuntamente bajo los efectos del alcohol, no solo propinaron una brutal golpiza a los trabajadores, sino que incluso se reporta que llegaron a efectuar un disparo contra ellos.

Imagen: Facebook de Almakki Díaz
Pescadores víctimas de abuso policial en Niquero. Un caso que desnuda la impunidad y la violencia institucional en Granma
A pesar de los certificados médicos que prueban la violencia desmedida ejercida por la policía —documentos que ya circulan en redes sociales—, las autoridades han preferido invertir el orden lógico de la justicia: los verdaderos atacados son ahora los acusados. Los cargos que enfrentan van desde “agresión” hasta “atentado”, buscando criminalizarlos y borrar el abuso institucional del que fueron víctimas.
Detrás de este escandaloso viraje, existe una segunda motivación, no menos preocupante. Se dice, según fuentes anónimas, que uno de los agentes involucrados llevaba tiempo intentando cerrar la empresa para la que laboran los pescadores, lo que suma un componente de persecución económica y política al caso.
Pescadores víctimas de abuso policial en Niquero. De víctimas a acusados: una injusticia que clama por justicia en Cuba
Este nuevo acto de injusticia no es un hecho aislado: forma parte de una preocupante escalada represiva en la isla, donde quienes intentan progresar fuera del control estatal suelen ser blanco de acoso y violencia. Cuba, afirman cada vez más voces dentro y fuera del país, se ha convertido en una olla de presión, donde la falta de libertades y la arbitrariedad del poder amenazan con estallar en cualquier momento.
La población reacciona con indignación en redes sociales, exigiendo justicia y el fin de la impunidad para quienes sostienen un régimen que ya no representa a las mayorías. “¿Hasta cuándo soportaremos este genocidio?”, claman usuarios, haciendo eco del dolor y la frustración de miles de cubanos.
La exigencia es clara: que se investigue de manera imparcial lo sucedido, que los culpables del abuso policial sean llevados ante la ley y, sobre todo, que no se use la justicia como herramienta para acallar y doblegar a quienes intentan sobrevivir y prosperar en el asfixiante contexto actual.
Casos como el de los pescadores de Niquero evidencian la urgencia de un cambio profundo. La sociedad cubana no puede seguir aceptando como norma la injusticia y la represión disfrazadas de legalidad. Ante las constantes arbitrariedades, la demanda de justicia es hoy más urgente que nunca.