Pesca paralizada: la realidad crítica en Niquero

Cibercuba
La crisis energética en Cuba no solo se mide en horas de oscuridad, sino en platos vacíos y economías locales al borde del colapso. En Niquero, Granma, la temporada alta de pesca del pargo, un recurso vital para la alimentación y el sustento de cientos de familias, se ha convertido en un desastre anunciado.
Las pérdidas de pargo en Niquero son el reflejo más crudo de cómo los apagones en Cuba están hundiendo no solo la industria pesquera, sino también la esperanza de quienes dependen de ella para sobrevivir.
Siete toneladas de treinta: una cifra que duele

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En plena temporada alta, la flota pesquera de Niquero apenas ha entregado siete de las 30 toneladas de pargo planificadas. ¿La razón? La falta de electricidad impide la producción de hielo, elemento indispensable para conservar el pescado desde el momento en que se captura hasta que llega a la mesa. Sin hielo, el pargo se pudre antes de poder ser vendido o consumido. El resultado: toneladas de pescado echadas a perder y familias sin ingresos.
Esta situación no es solo un golpe económico; es una tragedia alimentaria. En un país donde la comida escasea y los precios no dejan de subir, perder la mayor parte de la pesca planificada es, sencillamente, inaceptable.
Apagones interminables: la raíz del problema
La crisis eléctrica cubana no da tregua. Los reportes indican que municipios como Niquero sufren apagones de hasta 24 horas, sin distinción entre día y noche.
La falta de electricidad no solo afecta a los hogares, sino que paraliza industrias enteras: desde la producción de hielo hasta la refrigeración de alimentos y el funcionamiento de pequeñas empresas. La pesca, que tradicionalmente ha sido un salvavidas para la economía local, está ahora a la deriva.
La situación es tan grave que más de la mitad del país puede estar simultáneamente sin electricidad en los horarios de mayor demanda. Mientras tanto, los pescadores ven cómo sus jornadas de trabajo terminan en frustración y pérdidas, y los consumidores, cómo el pescado desaparece de los mercados.
Cubanos sin comida por apagones: una consecuencia directa
El drama de los cubanos sin comida por apagones es una realidad cotidiana. No se trata solo de la falta de pargo en Niquero, sino de la imposibilidad de mantener una cadena de frío que garantice la conservación de cualquier alimento perecedero. Carnes, pescados, lácteos y hasta vegetales se echan a perder en cuestión de horas, agravando la inseguridad alimentaria en una población ya golpeada por la escasez y los altos precios. Aunque también todos sabemos que el cubano que pueda comer estos pescados puede sentirse demasiado privilegiado, porque aunque vivimos en una Isla somos nosotros los que menos podemos soñar con comer pescado. ¿Irónico verdad?
A esto se suma la desesperación de los consumidores, que ven cómo el acceso a alimentos frescos se convierte en un lujo. Detrás hay una cadena de desabastecimiento que afecta a todos los sectores y que amenaza con profundizar la crisis alimentaria nacional.
¿Soluciones a la vista?
Las autoridades insisten en que trabajan para recuperar la estabilidad del sistema eléctrico, pero los resultados no llegan. La realidad es que, mientras no se resuelva la crisis energética, la pesca y la alimentación de los cubanos seguirán en jaque. La apuesta por energías renovables en Granma es un paso, pero insuficiente ante la magnitud del problema.
Un llamado urgente
La situación en Niquero es una alerta roja para toda Cuba. Los apagones en Cuba no solo apagan luces: apagan la vida productiva, la economía y la posibilidad de poner comida en la mesa.
Las pérdidas de pargo en Niquero son el resultado directo de una crisis que exige soluciones urgentes y reales. No se puede pedir paciencia a quien no tiene qué comer. El tiempo de las excusas terminó; es hora de respuestas concretas para que los cubanos sin comida por apagones dejen de ser la noticia de cada día.