Pasajeros denuncian malos tratos y deficiente servicio en Ómnibus Nacionales

Foto: Ecured
Expulsados de la terminal en plena oscuridad
El pasado fin de semana, Geovanys F. García Vistorte compartió en Facebook su experiencia en la Terminal de Ómnibus Nacionales de La Habana, donde los pasajeros que llegan no pueden permanecer en los salones.
«Normalmente llegas y te sacan de la terminal. No importa que desees esperar a que te recojan o sencillamente que amanezca, por una cuestión de cuidado personal», comentó en su publicación.
La situación se agrava en momentos de apagones generalizados. Según Geovanys, aunque el exterior de la terminal estaba completamente a oscuras, obligaron a los pasajeros a abandonar el recinto, incluso a las 5:30 de la madrugada, sin tener en cuenta el peligro de permanecer en la vía pública con equipaje en medio de calles sin iluminación.
La medida contrasta con la permisividad hacia los choferes privados que, según el usuario, permanecen dentro de la terminal para ofrecer servicios de transporte a precios desorbitantes que rondan los 10 mil pesos o más.

Foto: Tomada de Radio Camagüey
¿Medida de orden o abuso de poder?
Varios internautas se sumaron al debate, cuestionando la justificación de estas decisiones administrativas. Rodolfo Alpízar recordó que la medida de impedir el ingreso a la terminal fue implementada inicialmente para evitar el hacinamiento durante el funcionamiento de la panadería adyacente. Sin embargo, denuncia que esta prohibición persiste como un mecanismo para ahorrar en limpieza y mantenimiento, sin considerar el bienestar de los viajeros.
«La sublime embriaguez del poder», sentenció Alpízar, en referencia a quienes aplican las medidas sin empatía ni sentido común.
Raudel Concepción Torres también compartió su testimonio:
«Llegué a las 5 am con mi esposa y mi niño, esperando el carro que nos recogería. Pretendieron echarnos, pero me negué rotundamente, diciendo que solo el ministro Eduardo Rodríguez Dávila podría sacarnos de allí».
Raudel defiende que el boleto de Ómnibus debería ser suficiente para permitir la permanencia de los pasajeros en la terminal antes y después del viaje, resaltando la falta de sentido común en la aplicación de la norma.

Foto: Frank Enrique / Facebook
Un rayo de humanidad entre el caos
Sin embargo, en medio de las críticas, algunos destacan gestos de humanidad por parte de ciertos trabajadores de la empresa. Un usuario identificado como Frank Enrique contó que el 15 de marzo, en la parada del Hospital Naval, el chófer del ómnibus 3275 (chapa 216162) permitió que un anciano viajara sin pagar al ver que solo tenía diez pesos, e incluso le entregó dinero adicional para ayudarlo en su trayecto.
Este acto de generosidad contrasta con la indiferencia mostrada en la terminal, dejando claro que la sensibilidad humana aún persiste en algunos trabajadores, a pesar de las condiciones económicas y sociales adversas.

Foto: Periódico Las Tunas
Análisis crítico: el desafío de equilibrar orden y empatía
Las terminales de ómnibus son espacios públicos que deben garantizar la seguridad y el confort de los pasajeros, especialmente en situaciones excepcionales como la falta de energía eléctrica. Sin embargo, el enfoque rígido y deshumanizado con que se han aplicado algunas n loormas en la Terminal de Ómnibus Nacionales de La Habana revela un preocupante divorcio entre la gestión administrativa y las necesidades reales de los usuarios.
Las autoridades parecen priorizar el ahorro económico por encima del bienestar de las personas, en un contexto donde el transporte público ya enfrenta numerosos desafíos. No se puede ignorar la legitimidad de las medidas de orden, pero tampoco se puede permitir que el poder se ejerza sin considerar el impacto en la población más vulnerable.
Mientras algunos trabajadores demuestran solidaridad y humanidad, otros aplican medidas de manera mecánica, sin cuestionar el daño que pueden causar. Es necesario que la dirección de la Empresa de Ómnibus Nacionales reflexione sobre estas denuncias y ajuste sus políticas para que el trato digno y respetuoso sea la norma, y no la excepción.
La empatía y el sentido común deben prevalecer en un contexto tan complejo como el que enfrenta el país. La gestión eficiente no puede ser excusa para olvidar que detrás de cada boleto hay una persona con necesidades, miedos y derechos que merecen ser respetados.