Nuevo ataque a puñaladas desata la indignación en Santiago de Cuba
Imagen: Facebook Yosmany Mayeta Labrada
La comunidad de Altamira, en Santiago de Cuba, vive horas de tensión tras el brutal ataque perpetrado por un individuo conocido como “Macaco”. El episodio, divulgado por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, ha levantado la indignación popular y sacudido a un barrio que lleva años señalando a este agresor como un peligro constante.
Según los reportes y testimonios recogidos por Mayeta, “Macaco” atacó con arma blanca a Yordanis, padrastro del joven fallecido “Cangrejo”. El agresor tiene una historia de violencia y reincidencia en la zona: años atrás apuñaló a “Cangrejo”, quien acabó perdiendo la vida tiempo después. Sin embargo, tras cumplir una condena corta, “Macaco” volvió a las calles y, hoy, repite su patrón de violencia. Yordanis, descrito como trabajador y respetado, permanece ingresado en el Hospital Militar Joaquín Castillo Duany, donde fue sometido a cirugía de urgencia para salvarle la vida.
Imagen: Facebook Yosmany Mayeta Labrada
Los habitantes aseguran que “Macaco” es responsable de continuos abusos y malos tratos, incluso hacia su propia madre antes de fallecer. La escena del crimen, frente al Mercadito y a plena luz del día, ha generado desesperación y miedo. “¿Hasta cuándo la policía va a dejar a estos parásitos en la calle?”, se pregunta un vecino, palabras que se repiten entre la creciente indignación. Las críticas al sistema judicial y policial son unánimes: la falta de rigor, condenas mínimas y ausencia de medidas de control han dejado a la comunidad vulnerable y expuesta.
Imagen: Facebook Yosmany Mayeta Labrada
La situación en Altamira no es caso aislado. En los últimos meses, los reportes de ataques con armas blancas y violencia en Santiago de Cuba, así como otras regiones del país, han aumentado de manera alarmante. Vecinos, activistas y usuarios en redes sociales denuncian una escalada de criminalidad, agravada por la crisis económica y la falta de mecanismos efectivos por parte de las autoridades. La percepción de inseguridad crece y la confianza en el sistema jurídico se desploma frente a la reincidencia de agresores, víctimas de condenas leves y de un marco legal que prioriza la “rehabilitación” sobre la protección ciudadana.
Para la comunidad de Altamira, la vida de los ciudadanos decentes parece valer menos que cualquier intento fallido de reintegrar a los violentos a la sociedad. Voces como la de Yosmany Mayeta Labrada logran sacar a la luz estos hechos y evidencian la dura realidad tras el abandono institucional y el clamor por justicia en uno de los barrios más golpeados por la inseguridad en Santiago de Cuba.