En un escenario marcado por tensiones geopolíticas y políticas migratorias restrictivas, Estados Unidos ha anunciado medidas que afectan directamente a los profesionales de la salud cubanos.
La decisión de revocar las visas de funcionarios de gobiernos extranjeros cuyos países emplean a médicos y enfermeras cubanos ha desencadenado una reacción en cadena.
El Secretario de Estado de EE.UU. ha defendido que esta política se enmarca en la lucha contra el trabajo forzado vinculado al programa de exportación de mano de obra cubana, señalando que las misiones médicas en el exterior no solo benefician al régimen cubano, sino que también desvían recursos esenciales de la atención sanitaria interna en Cuba.