Ministro del CITMA se pronuncia sobre la basura en La Habana: ¿diagnóstico real o discurso triunfalista?

Foto: Naturaleza Secreta
Basura en La Habana: un fenómeno reiterado
Las imágenes de montañas de basura desbordadas por las lluvias no son nuevas. Se repiten año tras año en distintos puntos de la capital y se convierten en una amenaza sanitaria y ambiental. Brotes de dengue, proliferación de vectores, contaminación de aguas y deterioro de la calidad de vida son consecuencias directas de un sistema de gestión que no logra ser sostenible ni eficiente.

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Más allá del triunfalismo oficial
El discurso ministerial insiste en que la basura puede convertirse en “una oportunidad” y en que se requiere mayor economía circular. Sin embargo, la narrativa se queda corta cuando se omite que la falta de recursos, la ineficiencia institucional y la ausencia de una verdadera descentralización son factores centrales del problema.
- No es suficiente hablar de reciclaje si la infraestructura básica —camiones, contenedores, sistemas de clasificación— está en crisis.
- No basta convocar a universidades y centros de investigación si las soluciones probadas en comunidades quedan en el papel y no escalan a nivel de ciudad.
- No se puede apelar a la corresponsabilidad ciudadana cuando la población se enfrenta a la falta de servicios básicos y a la acumulación crónica de desechos en cada esquina.

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Experiencias locales que no se replican
El Ministro señala que en otras provincias se han ensayado soluciones comunitarias y alianzas innovadoras. Pero el gran cuestionamiento es: ¿por qué esas experiencias no logran implementarse en La Habana, la ciudad con mayores recursos humanos, tecnológicos y científicos del país? La respuesta apunta a un problema de gobernanza: falta de articulación entre niveles de gobierno, burocracia excesiva y escaso margen de acción para proyectos locales.

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Una ciudad que reclama más que palabras
El reconocimiento del CITMA de que “la basura no espera” es un paso importante. Pero los habaneros llevan décadas esperando. Lo que hoy se presenta como punto de inflexión podría convertirse en otro episodio de promesas incumplidas si no se asume con transparencia y realismo:
- Diagnosticar con cifras claras el déficit de recogida.
- Reconocer la ineficiencia de los mecanismos actuales de gestión.
- Garantizar financiamiento estable y no depender únicamente del Fondo Nacional de Medio Ambiente.
- Fomentar de verdad la autonomía municipal para impulsar proyectos de economía circular.

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Más allá de las palabras del Ministro del CITMA
La basura regada por las lluvias en La Habana es una alerta visible de una crisis estructural. Y si bien los discursos llaman a la acción colectiva, sin decisiones políticas firmes y sin un rediseño integral del modelo de gestión de residuos, el problema seguirá desbordando esquinas y llenando zanjas.
La oportunidad de transformar la crisis en cambio real existe, pero exige abandonar los triunfalismos y asumir la autocrítica: La Habana no puede ser un laboratorio de consignas, sino una ciudad donde el derecho a un entorno limpio sea parte de la dignidad ciudadana.
