Matanzas sin luz 25 horas: la versión oficial apunta a daños en líneas por tormentas eléctricas

Imagen: Cubita Now
El pasado 5 de junio, residentes del circuito 1452 en Matanzas vivieron un apagón de 25 horas consecutivas, una situación que ha desatado indignación y desconfianza entre los ciudadanos, quienes no aceptan la versión oficial que atribuye la interrupción del servicio a las tormentas eléctricas recientes.
La explicación ofrecida por la prensa oficialista, sobre las 25 horas sin luz fueron las “averías eléctricas tras la tormenta” y problemas en la línea de 110 KV, no convenció a los afectados. Según José M Solís, se trabajó durante la madrugada sin éxito en la reparación, y aunque se cambiaron varios transformadores, la solución para los circuitos afectados no sería inmediata. Además, reconoció que Matanzas fue el punto más crítico, con más de 240 quejas recibidas en menos de 24 horas.
Tras la tormenta, Matanzas reportó varias averías eléctricas, principalmente en la línea de 110 KV que afecta a varios circuitos.
Se trabajó en la madrugada sin éxito en la reparación de la línea principal. El déficit de generación fue menor, con un promedio de 9 horas.
Se han cambiado 8 transformadores, pero se espera que la solución a los 10 afectados no sea inmediata. Se han recibido más de 300 quejas por teléfono, siendo Matanzas el punto más crítico con 244 reportes. Las reparaciones priorizarán las averías que afectan a un mayor número de personas y las que presentan mayor retraso.
Sin embargo, la población matancera respondió con escepticismo. “Desde antes de la tormenta ya estábamos sin servicio”, reclamó un vecino en redes sociales, mientras otros denunciaron que la falta de electricidad se acompañó de escasez de agua y que la justificación oficial no corresponde con la realidad vivida: “Es cierto que cuando estuvimos sin corriente aún no había llovido”, expresó otro usuario, acusando a las autoridades de “reciclar la mentira” y tapar las verdaderas causas de los apagones.
Matanzas sin luz 25 horas: la versión oficial apunta a daños en líneas por tormentas eléctricas. Un problema recurrente y estructural

Imagen: Cibercuba
El caso del circuito 1452 no es aislado. En los últimos meses, Matanzas ha experimentado apagones cada vez más prolongados y frecuentes, con cortes de hasta 32 horas consecutivas en algunos sectores. La Empresa Eléctrica de Matanzas implementó recientemente un esquema de rotación 3×6 —tres horas de electricidad por cada seis sin servicio—, lo que deja a miles de familias con apenas seis horas de luz al día. Esta medida, lejos de aliviar la situación, ha incrementado el malestar y la desconfianza de la población hacia las autoridades, quienes no ofrecen soluciones a largo plazo ni explicaciones convincentes sobre la desigual distribución de los apagones.
La crisis energética se agrava por la falta de combustible, el deterioro de las plantas generadoras y el mantenimiento postergado de la infraestructura eléctrica, factores reconocidos por la propia empresa estatal y el Ministerio de Energía y Minas6. Los ciudadanos, sin embargo, perciben que la gestión de la crisis es ineficaz y que las explicaciones oficiales no reflejan la magnitud del problema ni la experiencia cotidiana de los afectados.
Matanzas sin luz 25 horas: la versión oficial apunta a daños en líneas por tormentas eléctricas. Impacto en la vida diaria y el tejido social
Los prolongados apagones afectan gravemente la vida diaria: dificultan la cocción de alimentos, la conservación de productos perecederos y el acceso al agua, además de interrumpir el descanso y el trabajo. Los sectores más vulnerables, como ancianos, niños y personas con enfermedades crónicas, sufren especialmente estas carencias.
La falta de transparencia y la percepción de desinformación oficial han erosionado aún más la confianza ciudadana. “Que pena seguir tapando lo que está mal”, lamentó un residente, reflejando el hartazgo generalizado ante lo que consideran una cadena de irresponsabilidades y justificaciones insuficientes.
El apagón de 25 horas en Matanzas no solo evidencia la gravedad de la crisis energética en Cuba, sino también la creciente brecha entre las explicaciones oficiales y la experiencia de la ciudadanía. Mientras las autoridades insisten en atribuir los cortes a causas técnicas y meteorológicas, la población exige respuestas más claras y soluciones reales a una problemática que afecta todos los aspectos de su vida cotidiana