Madre cubana clama por ayuda para salvar a su hijo enfermo.
Foto: La Tijera
En medio de la profunda crisis del sistema de salud en Cuba, una madre cubana se ha convertido en la voz desesperada de quienes enfrentan la enfermedad sin recursos ni respuestas.
Su hijo, Leandro de Dios Rodríguez, de apenas 18 años, lleva más de un mes ingresado en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez de La Habana, esperando una cirugía urgente por cálculos biliares.
Leandro, además, sufre de autismo y epilepsia, condiciones que agravan su situación médica.
Su madre denuncia que el dolor de su hijo aumenta a diario, sin que exista una solución a la vista.
Madre cubana clama por ayuda para salvar a su hijo enfermo.
Foto: La Tijera
Según informó la página de Facebook La Tijera, el hospital donde permanece internado el joven no tiene el líquido necesario para esterilizar los salones quirúrgicos.
Esta carencia ha paralizado las operaciones y ha dejado a pacientes como Leandro en un limbo doloroso e incierto.
De acuerdo a la publicación de facebook, la madre ha acudido incluso al Ministerio de Salud Pública en busca de soluciones, pero solo ha recibido respuestas evasivas: “Llame mañana o pasado para ver qué respuesta le damos”. Se ha hablado de trasladarlo al Hospital William Soler, pero la posible transferencia no se concretaría antes de septiembre.
Foto: La Tijera
Además del drama médico, esta madre enfrenta una grave situación económica.
Como cuidadora de tiempo completo, depende de una pensión social de 2620 pesos cubanos al mes, monto insuficiente incluso para cubrir la dieta especial que su hijo necesita: sopa, arroz y pollo hervido.
“Mi hijo cada día está más flaco y con más dolor. Necesito ayuda para que lo operen en cualquier hospital de La Habana. Por favor, que alguien se toque el corazón y nos ayude”, expresó con desesperación.
Un llamado a la conciencia
Foto: La Tijera
Este caso no solo refleja la falta de insumos médicos, sino también la indiferencia institucional que condena a los más vulnerables al sufrimiento y la desesperanza.
La madre de Leandro no pide privilegios, solo clama por el derecho básico de su hijo a ser atendido y vivir sin dolor. Su voz merece ser escuchada.