Luisa María Jiménez confiesa que estuvo al borde de la muerte: “Yo estuve muerta”
Un disparo en la cabeza que cambió todo
Corría el año 2013 cuando, en medio de un fuerte conflicto personal, Luisa María sufrió una subida repentina de presión arterial. En cuestión de segundos, sintió “como un disparo en la cabeza” y cayó inconsciente. Había sufrido un derrame cerebral provocado por un aneurisma congénito no diagnosticado.
Durante la caída, se fracturó el húmero y fue trasladada de urgencia al hospital. Allí comenzó una lucha contra la muerte. La actriz fue sometida a una embolización cerebral y otras intervenciones quirúrgicas críticas. El diagnóstico era devastador: estado vegetativo. No hablaba, no caminaba, no veía y requería asistencia total para alimentarse.

Foto: Captura La Familia Cubana / Instagram
La fuerza de una hija y el instinto de supervivencia
Mientras la medicina hacía su parte, la voluntad personal y el amor filial hicieron lo imposible. Su hija Amanda viajó desde Italia y se convirtió en su cuidadora, enfermera y sostén emocional. “Gracias a Amanda, a las terapias, y a mi voluntad, logré salir adelante”, afirmó Luisa María en la entrevista.
Contra todo pronóstico, en apenas dos meses comenzó a recuperar funciones motoras y cognitivas. Volvió a hablar, a caminar, a ver. Había comenzado de nuevo, desde cero, con el mismo coraje que tantas veces encarnó en la pantalla.

Foto: Cubaactores
Una vida con otro sentido
Después de aquel episodio, la actriz cambió su visión del mundo. “Soy una mujer sin miedos”, confesó. La experiencia límite le dejó más que cicatrices: le enseñó a valorar el presente, a vivir con más calma, a no perder tiempo en cosas banales.
Esta no fue una actuación. Fue su papel más difícil, más íntimo y más real. Y lo venció.

Foto: Cubaactotes
Luisa María Jiménez: el renacer de una actriz
Con una carrera sólida en el cine, la televisión y el teatro, Luisa María Jiménez es recordada por interpretaciones emblemáticas como la de La Tojosa en Sol de Batey. Pero hoy, su legado se enriquece aún más con este relato de vida, fortaleza y resistencia.
Su historia es también la de muchas mujeres que luchan, que caen y que se levantan. Y ella ha decidido contarla sin adornos, sin filtros, porque sobrevivir también es un acto de arte.