Llega a La Habana el carguero ‘OK’ para retirar la patana turca Suheyla Sultan
Imagen: 14ymedio
La mañana del 28 de mayo de 2025, el horizonte marítimo de La Habana fue testigo de la llegada del buque ‘OK’, un carguero de gran calado con bandera de Liberia, cuya misión es remolcar la central eléctrica flotante turca Suheyla Sultan fuera de la isla según ha informado 14ymedio en su sitio web. La operación marca un punto crítico en la crisis energética cubana, ya que la Suheyla Sultan aporta 400 megavatios (MW) al Sistema Eléctrico Nacional, un recurso vital en medio de prolongados apagones y déficit energético.
Mientras la silueta del OK comenzaba a hacerse más visible, la patana a cuyas torres y humaredas se han acostumbrado los habaneros lanzaba –quizás por última vez– los vahídos negros cuya contaminación del cielo es, para los cubanos, sinónimo de cierto alivio energético. Si se confirma su salida, la Suheyla Sultan deja Cuba antes de que comience el tramo más inclemente del verano, en medio de un déficit energético diario que se sitúa usualmente en torno a los 1.500 megavatios (MW).
Llega a La Habana el carguero ‘OK’ para retirar la patana turca Suheyla Sultan. Razones detrás de la retirada: problemas financieros
Imagen: diariocubano
La salida de la patana turca responde a la incapacidad del gobierno cubano para cumplir con los compromisos financieros del costoso arrendamiento de estas centrales flotantes. Argelio Jesús Abad Vigoa, viceministro primero del Ministerio de Energía y Minas, reconoció públicamente las “dificultades para honrar compromisos monetarios”, lo que ha precipitado el retiro de la Suheyla Sultan y pone en duda la permanencia de otras plantas similares, como la Erol Bay.
En años anteriores, Cuba llegó a operar hasta ocho patanas turcas, suministrando cerca de una cuarta parte de la demanda nacional de electricidad. Sin embargo, el alto costo del alquiler —unos 172.800 dólares diarios y 0,09 dólares por cada kilovatio-hora generado— y la obligación de proveer combustible y lubricantes de calidad han convertido esta solución de emergencia en un gasto insostenible para la economía cubana.
La retirada de la Suheyla Sultan ocurre en el peor momento posible: el inicio del verano, cuando la demanda eléctrica alcanza su punto máximo. El déficit energético anunciado oficialmente supera los 1.495 MW, aunque la realidad podría ser aún más grave, obligando a la población a soportar largos cortes de electricidad que afectan servicios básicos y la producción industrial.
La pérdida de la patana agrava una situación ya crítica, pues el país no ha construido nuevas centrales termoeléctricas en más de 40 años y la infraestructura existente está obsoleta. Las patanas turcas, operadas por la empresa Karpowership, fueron una solución rápida pero extremadamente costosa y dependiente de la capacidad de pago del gobierno cubano.
Se espera que la Suheyla Sultan sea remolcada fuera de la bahía de La Habana por el carguero OK, probablemente con destino a Ecuador, país que actualmente enfrenta una crisis hidroeléctrica y sí dispone de fondos para costear la generación eléctrica de emergencia.
La retirada de la Suheyla Sultan evidencia el deterioro de la capacidad energética de Cuba y la falta de soluciones estructurales a una crisis que se agrava cada año. Mientras tanto, la población enfrenta apagones más prolongados y una mayor incertidumbre sobre el suministro eléctrico en los meses más calurosos del año.
La llegada del carguero OK y la inminente partida de la Suheyla Sultan simbolizan no solo la pérdida de una fuente importante de electricidad, sino también las profundas limitaciones financieras y estructurales que enfrenta el sistema energético cubano.