Indignación en Santiago de Cuba por petición de solo 20 años de cárcel para intento de feminicidio

Imagen: Facebook Yosmany Mayetta Labrada
Santiago de Cuba sigue conmocionada por un caso que expone con crudeza la violencia machista y las falencias de la protección institucional frente a estos crímenes. Casi un año después del brutal ataque sufrido por Dargis Vargas Ferrer, una joven madre de 28 años, su agresor acaba de sentarse en el banquillo de los acusados mientras la comunidad y la familia reclaman una sanción ejemplar.
Indignación en Santiago de Cuba por petición de solo 20 años de cárcel para intento de feminicidio. Un ataque brutal a la vista de todos
Fue el 19 de agosto de 2024 cuando la cotidianidad del barrio Petrocasas, en el Micro III, se rompió para siempre. Alberto Pérez Massó, ex pareja de Dargis y con historial penal, irrumpió en la vivienda aprovechando un pase carcelario. Frente a su hija pequeña y varios familiares, la atacó con un machete con una violencia desmedida. Los gritos de auxilio movilizaron rápidamente a los vecinos, que rodearon la vivienda y llegaron a intervenir para impedir un linchamiento antes de que la policía pudiera detener al agresor.
El nombre de Dargis se sumó de inmediato a la lista —cada vez más larga y visible— de mujeres víctimas de la violencia de género, una problemática que a menudo queda oculta tras el discurso oficial, pero que sigue dejando secuelas físicas y psicológicas profundas, y que no siempre obtiene la respuesta legal ni social que merece.
Indignación en Santiago de Cuba por petición de solo 20 años de cárcel para intento de feminicidio. Cicatrices físicas y sociales



Contra todo pronóstico, Dargis sobrevivió al ataque: tras ser trasladada de urgencia, debió enfrentar cirugías, largos tratamientos y secuelas físicas irreversibles, incluidas heridas graves en el rostro y brazos, y daños permanentes que limitarán por siempre su calidad de vida. Su historia ha movilizado a su familia, a vecinos y a miles en redes sociales, quienes han acompañado su proceso de recuperación y levantado la voz demandando justicia.
Disconformidad con la petición fiscal
Tal vez lo más debatido ahora es la petición de la Fiscalía: 20 años de prisión para Pérez Massó, una condena que, para muchos, no se ajusta a la gravedad del delito ni al contexto en que ocurrió. Familiares y vecinos alegan que el caso debe analizarse explícitamente bajo perspectiva de género y que el sistema judicial no puede operar como si se tratase de una simple pelea doméstica, sino como un intento de asesinato agravado por la violencia de género y la reincidencia del victimario.
Tal como relata el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, testigos y familiares insisten en que
“no fue un accidente, ni una pelea: fue un intento de asesinato con saña, en presencia de una menor, y el barrio entero quedó marcado por esa brutalidad”.
“Esto no fue un arranque, fue una decisión fría. Lo intentó delante de la niña y de la familia”, relata un allegado. La sensación predominante en el entorno es que la respuesta institucional resulta, una vez más, insuficiente ante la magnitud de la agresión y que la sociedad cubana continúa desprotegida frente a este tipo de crímenes.
Un reclamo social más allá del tribunal
Hoy, mientras el tribunal debate artículos y sanciones, el llamado de la comunidad es claro: romper con la cultura de impunidad, revisar el caso con sensibilidad y perspectiva de género, y ofrecer garantías reales a víctimas potenciales. El caso de Dargis no solo pone a prueba la justicia penal, sino que evidencia la necesidad urgente de acciones integrales para frenar la violencia de género en Cuba —desde la prevención y protección efectiva hasta la condena ejemplar de los agresores.
El grito de “Justicia para Dargis” sigue retumbando, porque no es solo un caso; es el símbolo del reclamo de miles de mujeres cubanas para que nunca más una tragedia así quede sin la respuesta que merece.