Hallan cuerpo sin vida de Roberto Álvarez Castillo en derrumbe de Santo Suárez
Imagen: Facebook La Tijera
El cuerpo sin vida de Roberto Álvarez Castillo, de 60 años, fue hallado entre los escombros de un edificio multifamiliar colapsado en el barrio de Santo Suárez, La Habana, la noche del 11 de julio de 2025. El inmueble, de tres plantas y puntales altos, ubicado en la calle San Bernardino, se desplomó tras varias jornadas de lluvias intensas que agravaron el ya precario estado de la estructura, la cual llevaba años con apuntalamientos improvisados.
Hallan cuerpo sin vida de Roberto Álvarez Castillo en derrumbe de Santo Suárez. Detalles del Rescate y Operativo
El rescate del cadáver se produjo pasada la medianoche, tras intensas labores de los bomberos, equipos de rescate y la técnica canina. La operación fue acompañada por autoridades policiales y especialistas de salud, quienes atendieron a los familiares de la víctima presentes en el lugar. Según el teniente coronel Omar Herrera, segundo jefe de la policía en La Habana, la búsqueda se detuvo tras confirmar, con testimonios y la labor de los perros, que no había más personas atrapadas. Dos acompañantes de la víctima lograron salir ilesos en el momento del derrumbe.
Con este hallazgo, ascienden a cuatro las muertes por derrumbes en la capital cubana en apenas dos días, tras otro colapso mortal ocurrido el día anterior en La Habana Vieja. Las autoridades han iniciado el retiro de escombros y la demolición de la parte del edificio que aún permanece en pie.
El suceso ha generado profunda preocupación entre los vecinos, quienes denuncian el visible deterioro de las edificaciones colindantes y temen que se repitan tragedias similares. En la misma cuadra, el pasado 16 de febrero, se reportó otro derrumbe, aunque sin víctimas. La frecuencia de estos incidentes evidencia la grave crisis habitacional que enfrenta La Habana, donde miles de edificios centenarios sobreviven entre grietas, humedad y reparaciones temporales, sin que exista una estrategia gubernamental clara para revertir la situación.
Vecinos y testigos señalan que este tipo de tragedias ya no es novedad, sino parte de una rutina marcada por la falta de mantenimiento y la desidia oficial. La incertidumbre y el temor crecen entre quienes habitan en estructuras precarias, mientras reclaman acciones efectivas para evitar más pérdidas humanas.