En un país donde conseguir transporte público es casi una odisea, la noticia de que Rusia ha donado 10 automóviles Moskvich a Cuba parece sacada de un guion de comedia política.
Los medios oficiales lo presentan como un triunfo, un símbolo de amistad internacional y cooperación estratégica. Sin embargo, para muchos cubanos, la escena resulta más bien un viaje nostálgico a los años setenta, cuando estos vehículos eran parte del paisaje urbano y, al mismo tiempo, del repertorio de chistes sobre su resistencia… o su falta de ella.
La propaganda estatal habla de “solidaridad” y “hermandad entre pueblos”, pero el ciudadano común sabe que detrás de cada Moskvich hay una realidad más cruda: la incapacidad del Gobierno de garantizar soluciones propias y sostenibles.
Mientras se organizan ceremonias para recibir los autos con pompa y discursos, las calles siguen llenas de personas esperando horas por un transporte que nunca llega.
El contraste es tan evidente que la ironía se convierte en la única forma de narrar la situación: un país que celebra la llegada de autos regalados como si fueran avances revolucionarios, mientras su gente sigue atrapada en la rutina del desabastecimiento.
La promesa de los Moskovich

Facebook de la Presidencia

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Los automóviles fueron ofrecidos en mayo pasado por el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, durante la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel a la fábrica de esta marca en la capital rusa, sede de la planta más antigua de Moskvich.
En definitiva, los Moskvich circulando por La Habana no son solo vehículos: son metáforas rodantes de un sistema que se aferra a símbolos del pasado para maquillar su presente.
El Gobierno los exhibe como trofeos de cooperación, pero para el pueblo son recordatorios de que la modernidad sigue siendo un lujo ajeno. Quizás, en la próxima ceremonia, alguien se atreva a decir lo que muchos piensan: que la verdadera donación que necesita Cuba no son autos, sino un cambio de rumbo que permita avanzar hacia un futuro real.
Donación de en La Habana

PL
Durante la ceremonia de recepción del lote, realizada en el Hospital Salvador Allende, la gobernadora de la capital cubana, Yanet Hernández, explicó que los vehículos serán destinados al programa de Atención Materno Infantil, apoyarán la regionalización de los principales servicios de salud en ocho hospitales habaneros y reforzarán el aseguramiento logístico de la dirección provincial de Educación.
Según refiere Prensa Latina, la Federación de Rusia ha enviado a la Mayor de las Antillas cerca de 400 microbuses GAZelle, 300 vehículos Lada, dos mil camiones Kamaz y diversos modelos UAZ, utilizados principalmente en el sector turístico, mientras se exploran nuevas posibilidades para la introducción de otras marcas rusas en el mercado cubano.