Lamentablemente, el sector eléctrico cubano vuelve a estar de luto tras la muerte del joven liniero Cleivi Pujada Castro, quien trabajaba en la Subestación de Playa Baracoa, en el municipio Bauta, provincia de Artemisa.
Cómo ocurrió el hecho
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Cleivi falleció mientras realizaba labores en una línea de 7.8 kV perteneciente al circuito de 13.2 kV. Según testimonios de activistas y familiares compartidos en redes sociales, el accidente ocurrió en condiciones que no garantizaban la protección adecuada para el trabajador, un reflejo de la precaria situación en la que operan muchos empleados del sector eléctrico en Cuba.
La ausencia de una reacción oficial pública por parte de la Unión Eléctrica (UNE) y las autoridades correspondientes ha sido evidente, mientras que la tragedia se ha hecho sentir intensamente en redes sociales.
Fallece otro linero cubano y se expresa dolor en redes sociales
La activista Irma Broek denunció el riesgo constante al que están expuestos los linieros debido a la falta de medidas preventivas y equipos de protección esenciales. Por su parte, familiares de Cleivi Pujada, como Liván Pujada y Jorge Pujada Meléndez, han expresado su profundo dolor y anunciaron iniciativas para apoyar económicamente a la esposa y dos hijos que dejó el joven tras su fallecimiento.
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Este lamentable hecho se suma a otro reciente accidente fatal en el sector eléctrico cubano, ocurrido en la termoeléctrica Antonio Maceo «Renté» en Santiago de Cuba. Allí, el operador de turbina Carlos Rafael López Ibarra, de 33 años, murió tras sufrir severas quemaduras mientras trabajaba en la reparación de una avería.
El caso abrió nuevamente el debate sobre las condiciones laborales en el sistema energético nacional, marcado por la obsolescencia, la falta de mantenimiento y la insuficiente protección a sus trabajadores.
Estos trágicos sucesos revelan la realidad de quienes arriesgan sus vidas para restablecer el servicio eléctrico en Cuba, enfrentando jornadas extensas y recursos limitados, en un contexto donde la crisis energética se profundiza y la seguridad parece quedar relegada.
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La muerte de Cleivi Pujada y Carlos Rafael López Ibarra son un llamado urgente para que las autoridades del sector adopten medidas definitivas que garanticen condiciones dignas y seguras para los linieros y operarios esenciales del sistema eléctrico cubano.