Enjuician a 21 personas en La Habana por fraude eléctrico y corrupción
Imagen : EL toque.com
El reciente escándalo de fraude eléctrico destapado en el municipio Plaza de la Revolución, en La Habana, ha vuelto a poner sobre la mesa la profundidad de la corrupción y el deterioro institucional en Cuba. El Tribunal Provincial de La Habana condenó a siete empleados de la Empresa Eléctrica y a catorce clientes residenciales por su implicación en una red que manipulaba los registros de consumo eléctrico, beneficiando a grandes consumidores a costa del sistema nacional según información del sitio web Cubadebate .
Un juicio oral público se celebró en el Tribunal Provincial de La Habana contra siete empleados de la Empresa Eléctrica y catorce clientes residenciales del municipio Plaza de la Revolución. Los acusados enfrentaron cargos por falsificación de documentos bancarios y de comercio, así como por cohecho continuado, en un caso relacionado con la manipulación del consumo eléctrico.
El esquema era tan sencillo como peligroso para las arcas públicas: mediante el Sistema Automatizado Integral de Gestión Comercial, los funcionarios alteraban los datos reales de consumo eléctrico, reduciendo artificialmente las cifras para ciertos clientes de alto gasto. Así, estos usuarios pagaban facturas muy por debajo de lo que realmente consumían, mientras el resto de la población y el propio Estado cargaban con el costo de la trampa.
Detrás de la operación se encontraba el administrador provincial del sistema, quien tenía acceso directo a la base de datos y coordinaba las alteraciones. No actuaba solo: el informático de la empresa, el jefe de la Oficina Comercial, inspectores, supervisores y hasta lectores-cobradores estaban involucrados, mostrando cómo la corrupción se ramifica en todos los niveles de la empresa estatal.
Enjuician a 21 personas en La Habana por fraude eléctrico y corrupción. Sanciones Ejemplarizantes, ¿Solución Real?
El tribunal impuso penas de seis a ocho años de prisión para los principales responsables y sanciones económicas a los clientes beneficiados, en función de su grado de participación. El mensaje oficial es claro: se busca dar un escarmiento y advertir que el “relajo” con los recursos públicos no quedará impune. Sin embargo, la realidad es que este caso es solo la punta del iceberg.
El carácter “ejemplarizante” del juicio y la cobertura mediática no pueden ocultar que la corrupción en las empresas estatales cubanas es un fenómeno estructural, alimentado por la falta de transparencia, los bajos salarios y la impunidad que durante años ha caracterizado la gestión pública en la isla. La manipulación de registros, el cohecho y la falsificación de documentos no son hechos aislados, sino síntomas de un sistema donde la supervivencia muchas veces depende de burlar las propias reglas impuestas por el Estado.
Enjuician a 21 personas en La Habana por fraude eléctrico y corrupción. El Contexto de la Crisis
Este escándalo no ocurre en el vacío. Llega en un momento de aguda crisis económica, con apagones frecuentes, tarifas eléctricas en aumento y una población cada vez más frustrada por la escasez y el deterioro de los servicios. En este contexto, la corrupción se convierte en una válvula de escape tanto para funcionarios como para ciudadanos, aunque a costa de profundizar la desigualdad y la desconfianza en las instituciones.
Mientras los medios oficiales insisten en la ejemplaridad de las sanciones, muchos cubanos se preguntan cuántos casos similares quedan sin descubrir y si algún día el sistema será capaz de erradicar la corrupción de raíz, más allá de castigar a unos pocos para dar una imagen de control.
El caso del fraude eléctrico en Plaza de la Revolución es un reflejo de los males que aquejan a la administración pública cubana. Más allá de los castigos ejemplares, la verdadera solución pasa por reformas profundas que garanticen transparencia, rendición de cuentas y salarios dignos para los trabajadores estatales. De lo contrario, la corrupción seguirá encontrando terreno fértil en la crisis y la desesperanza.