Un legado musical que trasciende fronteras
La UNESCO inscribió oficialmente este miércoles al son cubano en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, otorgando al género un reconocimiento que subraya su enorme valor histórico y su influencia en la identidad musical de Cuba y del Caribe.
Nacido en las montañas del oriente cubano, el son fue llevado al mundo por figuras emblemáticas como Compay Segundo, Benny Moré o el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro. Su cadencia y riqueza rítmica lo convirtieron en la base de géneros como la salsa y en un símbolo de alegría, resistencia y cubanía.
Su instrumentación tradicional incluye el tres cubano, las maracas, el bongó y la guitarra, creando una sonoridad que refleja la mezcla cultural que caracteriza a Cuba. El son fue inicialmente música de los barrios y fiestas populares, pero rápidamente conquistó escenarios nacionales e internacionales.
Los grandes exponentes del son

El género alcanzó notoriedad mundial gracias a figuras que lo llevaron más allá de las fronteras cubanas:
- Ignacio Piñeiro y el Septeto Nacional, pioneros en la difusión del son en La Habana durante la década de 1920.
- Compay Segundo, cuya obra y participación en el proyecto Buena Vista Social Club lo convirtieron en embajador del son en el mundo.
- Benny Moré, “El Bárbaro del Ritmo”, quien supo integrar el son en su repertorio y darle una dimensión más amplia dentro de la música popular.
- Arsenio Rodríguez, innovador que enriqueció el son con nuevas armonías y una mayor presencia instrumental, abriendo el camino hacia la salsa.
Cada uno de ellos aportó su estilo y creatividad, consolidando al son como un género vivo y en constante evolución.
El alma de la música popular cubana
El son no es solo un género musical: es una expresión viva del pueblo cubano. En cada esquina, en cada barrio y en cada cuerda de tres, late la esencia de una tradición que ha sobrevivido al paso del tiempo y a las dificultades materiales.
A pesar de la falta de apoyo institucional y las carencias que enfrentan muchos músicos en la Isla, el son continúa siendo defendido con pasión. Su fuerza radica en la comunidad, en la transmisión oral y en la capacidad de unir generaciones alrededor de un mismo ritmo.
Reconocimiento internacional y futuro del género
La inscripción del son cubano en la lista de la UNESCO llega en un momento crucial. Este reconocimiento internacional no solo protege y visibiliza el género, sino que también abre nuevas oportunidades para su promoción y preservación en escenarios globales.
El son, que ha inspirado a músicos de todo el mundo, reafirma su lugar como patrimonio vivo y como una de las más auténticas expresiones de la cultura cubana.

