Conductora lanza piedra a microbús en La Habana tras discusión de tránsito. Conoce más detalles.

Foto:Cubadebate
Un llamado urgente a la responsabilidad ciudadana ante hechos violentos en el transporte público
Un lamentable incidente ocurrido en La Habana este viernes 25 de julio de 2025 vuelve a poner sobre la mesa un tema que no podemos seguir ignorando: la falta de respeto y civismo en espacios públicos.
Lo sucedido no solo implicó un acto de violencia, sino también el deterioro de un bien común destinado a mejorar la movilidad de la población en medio de una situación económica ya bastante compleja.
Conductora lanza piedra a microbús en La Habana tras discusión de tránsito.

Foto: perfil de facebook Lázaro Manuel Alonso
El microbús Foton con matrícula B 259845, perteneciente a la ruta 48, se encontraba prestando servicio público cuando, cerca de la intersección de 51 y 160, una motociclista reaccionó de manera agresiva tras un supuesto malentendido de tránsito con el chofer del vehículo. Aunque no hubo colisión ni daños personales, la conductora se dirigió más tarde hasta la cabecera del microbús, en el Hospital Frank País, y lanzó una piedra que fracturó el parabrisas trasero.
El chofer, con apoyo de dos oficiales, logró detener a la agresora, quien intentó darse a la fuga.
Fue trasladada a la estación de policía del municipio La Lisa.
El vehículo permanece en espera de peritaje, y se presentará la denuncia correspondiente.
¿Cómo llegamos a este nivel de intolerancia?

Foto: Cubadebate
Este hecho, aunque puntual, refleja una creciente falta de tolerancia en nuestra vida cotidiana.
Es alarmante que una diferencia menor en el tránsito termine en una agresión física que pone en riesgo tanto a personas como a bienes de uso colectivo.
Ya no se trata solo de los recursos materiales —escasos y difíciles de reponer—, sino del tipo de sociedad que estamos construyendo o permitiendo.
Cuidar lo público es responsabilidad de todos

Foto: Trabajadores
En cualquier ciudad del mundo, el transporte público es esencial para la vida diaria de millones.
Su protección no debe depender únicamente de leyes o controles, sino de la conciencia colectiva.
Acciones como estas deben generar rechazo, no indiferencia.
No se puede justificar ni relativizar la violencia bajo ninguna circunstancia.
Este hecho es un llamado claro: urge fomentar el respeto entre ciudadanos, el manejo adecuado de los conflictos y el compromiso de cuidar lo que es de todos.
Si no tomamos conciencia ahora, los costos sociales y materiales seguirán en aumento.