El municipio de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba, fue escenario de una tragedia que vuelve a encender las alarmas sociales: un cochero local, dedicado al transporte tradicional y sustento de muchas familias cubanas, se encuentra en estado crítico tras ser violentamente embestido por un automóvil Audi en la zona conocida como Bungo La Venta.
El accidente fue provocado, según testimonios recogidos por medios locales, por dos jóvenes en evidente estado de embriaguez que habían llegado recientemente desde Estados Unidos y circulaban a alta velocidad por la vía. La vida del cochero, hasta el momento de este reporte, pende de un hilo tras ser trasladado de urgencia para recibir atención médica. Las autoridades aún no han ofrecido detalles oficiales sobre su evolución clínica.
Un patrón de impunidad y privilegio

Foto: Facebook
El incidente no es un caso aislado: vecinos de la zona han denunciado públicamente la inquietante combinación de imprudencia e impunidad, especialmente en situaciones donde los responsables son personas con dinero, influencias o pasaporte extranjero.
Los testigos aseguran que la velocidad excesiva y la embriaguez de los ocupantes del Audi fueron determinantes en el siniestro, y exigen justicia y acciones concretas ante lo que consideran una amenaza recurrente para la seguridad vial en Cuba.
No es la primera vez que la percepción de impunidad acompaña a accidentes graves en la isla cuando están involucrados visitantes extranjeros o cubanos emigrados que retornan con más recursos y una actitud retadora a la ley local. Informes periodísticos y testimonios ciudadanos coinciden: la sensación de que las consecuencias para estos conductores rara vez son proporcionales a los daños causados está extendida y socava la confianza en las instituciones encargadas de garantizar justicia y seguridad ciudadana.
El alcohol, la velocidad y el peligro en las carreteras cubanas
El consumo de alcohol al volante es una de las principales causas de muertes y lesiones graves en Cuba, una tendencia también preocupante a nivel internacional. En 2010, la entrada en vigor de un código vial más severo en Cuba buscaba precisamente atajar este flagelo, imponiendo sanciones más duras por conducir bajo los efectos de alcohol y reforzando los controles, especialmente en épocas de mayor movilidad como el verano.
Sin embargo, la prensa estatal y diversos estudios siguen identificando numerosos casos recientes en los que la embriaguez y el exceso de velocidad se cobran decenas de vidas y dejan un saldo de heridos y familias destrozadas.
Es significativo que, aunque existen controles de alcoholemia y operativos de inspección en diversas provincias (como los implementados en La Habana en 2022), estos esfuerzos parecen insuficientes frente a la magnitud del problema, en parte debido a la falta de recursos y, en ocasiones, la influencia o estatus de los implicados.
Ejemplos que duelen y preguntas urgentes

El vehículo antiguo que se salió de la vía y subió al contén en el área de 23 y Malecón, en La Habana 2019. Foto: Mauro Torres/ Facebook.
Los accidentes provocados por conductores ebrios, sean nacionales o extranjeros, han dejado un historial de casos fatales. En La Habana, un accidente masivo en 2019 causó la muerte de cuatro personas, incluido un joven periodista, todos víctimas del conductor que tenía antecedentes de infracciones viales y conducía bajo los efectos del alcohol.
Apenas en el mes pasado, siete personas resultaron graves tras otro siniestro provocado por un conductor ebriado en Granma. La reiteración de estos hechos revela que los controles, cuando existen, a veces fallan o llegan demasiado tarde.
El caso de Contramaestre, con la agravante del perfil de los responsables —jóvenes recién llegados de Estados Unidos—, vuelve a abrir preguntas incómodas:
– ¿Por qué no se aplican controles y sanciones más efectivos e imparciales a todos los conductores, sin importar su origen o posición?
– ¿Qué medidas concretas van a tomar las autoridades para castigar a los responsables y reparar el daño causado a la víctima y su familia?
– ¿Hasta cuándo el privilegio y la falta de escrúpulos pondrán en riesgo la vida de trabajadores humildes?
Un problema sistémico que exige respuestas
El drama vivido en Contramaestre es parte de un problema mayor y sistemático. Investigaciones y expertos legales apuntan a limitaciones en la capacidad de las autoridades cubanas para garantizar justicia efectiva en estos casos, debido al control estatal y la falta de sistemas independientes de investigación y sentencia.
Lo cierto es que, mientras el privilegio y la irresponsabilidad continúen encontrando resquicios donde imponerse sobre el sentido común y la vida, episodios como el de Contramaestre seguirán desgarrando a familias y comunidades enteras.
La sociedad cubana reclama un cambio. No basta con lamentar; urge prevenir, sancionar con rigor y romper definitivamente los círculos de impunidad que permiten que el dolor de unos se diluya en el olvido de otros. Porque detrás de cada cifra, cada caso, late el corazón de un pueblo que no merece seguir pagando con sangre los excesos de quienes creen que las leyes son sólo para los demás.