Byung-Chul Han, el filósofo y ensayista surcoreano-alemán que se ha convertido en la pesadilla intelectual del neoliberalismo, acaba de sumar un nuevo hito a su carrera: el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025.
Este galardón, uno de los más prestigiosos en el ámbito cultural y académico de habla hispana, reconoce no solo la brillantez de su obra, sino también su capacidad para poner el dedo en la llaga de los males contemporáneos.
¿Quién es Byung-Chul Han?
Nacido en Seúl en 1959, Byung-Chul Han es un verdadero ciudadano del mundo. Empezó estudiando ingeniería en Corea, pero pronto se mudó a Alemania, donde se volcó en la filosofía, la literatura alemana y la teología. Se doctoró en la Universidad de Friburgo con una tesis sobre Heidegger y, desde entonces, ha sido profesor en universidades como Basilea, Karlsruhe y, desde 2012, en la Universidad de las Artes de Berlín.
Pero más allá de los títulos, Byung-Chul Han es conocido por su mirada crítica sobre la sociedad actual. Sus libros, como La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia, No-cosas o La agonía del Eros, son auténticos best sellers internacionales, especialmente en el mundo hispanohablante.
No es habitual que un filósofo llene auditorios ni que sus ensayos se vendan como pan caliente, pero Han lo ha conseguido gracias a un estilo directo, referencias filosóficas bien digeridas y, sobre todo, una capacidad única para conectar con las inquietudes de nuestro tiempo.
El sentido del Premio Princesa de Asturias

Premios Princesa de Asturias 2022
El Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades es mucho más que una medalla: es un reconocimiento al impacto social y cultural de una trayectoria. En el caso de Byung-Chul Han, el jurado ha valorado “su brillantez para interpretar los retos de la sociedad tecnológica” y su habilidad para “comunicar de forma precisa y directa nuevas ideas que recogen tradiciones filosóficas de oriente y occidente”. El fallo destaca, además, que sus análisis sobre la deshumanización, la digitalización y el aislamiento han encontrado eco en distintas generaciones y culturas.
Este premio lo coloca en la misma liga que figuras como Marjane Satrapi, Nuccio Ordine o Gloria Steinem, galardonados en ediciones anteriores, y confirma que el pensamiento crítico puede ser tan influyente como cualquier avance científico o artístico.
Por qué Byung-Chul Han incomoda y fascina a la vez

Foto: Fundación Princesa de Asturias
Byung-Chul Han se ha hecho famoso por conceptos como la “sociedad del cansancio”, donde denuncia que el neoliberalismo ha transformado la vida en una carrera sin fin hacia la productividad, generando epidemias de depresión, agotamiento y déficit de atención. No solo critica la economía de mercado, sino también la cultura de la hiperconexión y la transparencia total, que, según él, nos aísla y nos convierte en “emprendedores de nosotros mismos”.
En sus propias palabras, la digitalización “no debe hacerse según los mandamientos de la economía y del capitalismo”, y alerta sobre cómo la tecnología, lejos de acercarnos, puede profundizar la soledad y la deshumanización.
El veredicto del jurado y la reacción internacional

Byung-Chul Han filósofo y ensayista surcoreano fotografiado en 2018 en Barcelona /Llibert Teixidó
El jurado del Princesa de Asturias subrayó la “mirada multicultural” de Byung-Chul Han y su capacidad para arrojar luz sobre los fenómenos más complejos del mundo contemporáneo. Sus libros, cortos y divulgativos, han logrado lo que pocos filósofos consiguen: llegar al gran público y generar debate más allá de las aulas universitarias.
No faltan voces críticas que le acusan de superficialidad o de decir lo que el lector ya sabe, pero lo cierto es que Han ha sabido poner en palabras las ansiedades de una época marcada por la incertidumbre y la fatiga existencial.
La elección de Byung-Chul Han como Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades es un guiño a quienes creen que el pensamiento crítico sigue siendo necesario para entender y transformar el mundo. Y, sobre todo, es un recordatorio de que la filosofía, lejos de ser un lujo académico, es una herramienta vital para sobrevivir -y resistir- en la era del cansancio.