El “almuerzo especial” del Gran Muthu Cayo Guillermo: ¿banquete o menú de sobrevivencia?

Foto: Captura Facebook
Un “almuerzo especial”: ¿Celebración o sarcasmo servido en plato hondo?
Mientras en los bufés turísticos de la cayería norte sobran carnes, pescados y postres que terminan en la basura, los trabajadores reciben un menú digno de un survival camp. La ironía está servida: se agradece con palabras grandes y se recompensa con comida mínima.
La escena parece más un sketch de humor político que un homenaje laboral. Se habla de ser “uno de los hoteles más ocupados” y de tener “buenos resultados de satisfacción del cliente”, pero el reconocimiento real se queda en un plato que ni en uno de los antiguos preuniversitarios becados en el campo se hubiera celebrado.

Foto: Grupo Amigos de Gran Antilla / Facebook
La cara oculta de la “familia hotelera”
No es un secreto que muchos trabajadores en los polos turísticos no pueden acceder a lo mismo que sirven a los turistas. En más de una ocasión, terminan recurriendo al hurto de alimentos o incluso de desperdicios para poder sostener a sus familias. Y mientras tanto, la directiva sube fotos triunfalistas que generan más indignación que orgullo.
La contradicción es evidente: se celebra el sacrificio de quienes hacen posible que el hotel funcione, pero se les limita hasta el plato. Porque en Cuba, al parecer, un pepino bien puesto puede ser el símbolo de la gratitud institucional.

Foto: Grupo Amigos de Gran Antilla / Facebook
Cuando la ironía se cocina sola
Si este fue un “almuerzo especial”, cuesta imaginar lo que será el menú de un día común. Quizás la verdadera satisfacción del cliente debería empezar por la de sus trabajadores. Porque al final, sin ellos, ni el arroz pintado ni el pepino tendrían a quién servirles.

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