XVII Cumbre del BRICS: El Sur Global busca una nueva voz en la gobernanza mundial
La ciudad de Río de Janeiro acoge hoy y mañana la XVII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del BRICS, bajo el lema “Fortalecer la cooperación del Sur Global para una gobernanza más inclusiva y sostenible”.
Este encuentro, presidido por Brasil, se perfila como un hito en la redefinición de las relaciones internacionales y la arquitectura financiera global, en un contexto de tensiones geopolíticas y desafíos económicos para los países en desarrollo.
¿Qué es el BRICS y cuál es su propósito?

Carteles de la cumbre de los Brics en los alrededores del Museo de Arte Moderno en Río de Janeiro, Brasil. Mauro Pimentel AFP via/ Getty Images
El BRICS es una alianza internacional fundada en 2009 por Brasil, Rusia, India y China, a la que se sumó Sudáfrica en 2011. Su objetivo principal es promover la cooperación política, económica y social entre las principales economías emergentes, buscando equilibrar la influencia de los bloques dominados por potencias occidentales y fomentar un orden mundial más multipolar y justo.
En los últimos años, el BRICS ha experimentado una expansión significativa. A partir de 2024, se incorporaron como miembros plenos Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, consolidando un bloque que representa más del 45% de la población mundial y cerca del 40% del PIB global en términos de paridad de poder adquisitivo.
Además, en 2025 se creó la categoría de “Estados socios”, que permite la participación de países como Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajistán, Cuba, Malasia, Tailandia, Uganda y Uzbekistán en sesiones especiales y reuniones ministeriales.
El propósito del BRICS es claro: fortalecer la cooperación Sur-Sur, impulsar el desarrollo sostenible, promover la justicia climática, facilitar el acceso a medicamentos y vacunas, y abogar por reformas en los mecanismos de gobernanza internacional, especialmente en el sistema financiero y comercial global.
Cuba y el BRICS: ¿una alianza estratégica o una maniobra política?

LLegada de Díaz- Canel a Brasil para participar en la Cumbre de los BRICS/ Presidencia
La presencia de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, en la XVII Cumbre del BRICS no es casualidad. Es la segunda vez que asiste como jefe de Estado a una cumbre del bloque, tras su participación en Johannesburgo en 2023 como presidente del Grupo de los 77 y China. En esta ocasión, Cuba participa oficialmente como país asociado, tras haber presentado su solicitud formal en octubre de 2024 y ser aceptada en la cumbre de Kazán.
Las aspiraciones de Cuba en Cumbre los BRICS
Cuba aspira a integrarse plenamente al BRICS, buscando acceder a nuevas fuentes de financiamiento, inversiones y cooperación tecnológica, así como diversificar sus alianzas internacionales en un contexto de crisis económica interna y aislamiento diplomático. La isla ve en el BRICS una alternativa a la hegemonía del dólar y a las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, esperando beneficiarse de los mecanismos de comercio y pago alternativos que el bloque promueve.
Un análisis crítico: ¿qué busca realmente el gobierno cubano?
Sin embargo, la participación de Cuba en el BRICS debe analizarse con mirada crítica.
El gobierno de Díaz-Canel utiliza estos foros internacionales como plataformas para proyectar una imagen de legitimidad y liderazgo en el Sur Global, mientras la realidad interna del país está marcada por la represión, la falta de libertades y una profunda crisis social y económica.
La presencia de la delegación cubana en la cumbre, con la intención de intervenir en paneles y sostener encuentros bilaterales, responde más a una estrategia de supervivencia política y búsqueda de recursos que a un compromiso genuino con el bienestar de su pueblo.
El régimen cubano ha demostrado históricamente una capacidad para instrumentalizar la miseria de su población como moneda de cambio en la arena internacional, presentándose como víctima del “bloqueo” y abanderado de las causas del Sur, mientras perpetúa un modelo autoritario y excluyente. La aspiración de integrarse al BRICS, más que una apuesta por la transformación interna, parece orientada a consolidar alianzas que le permitan sortear las sanciones y acceder a recursos sin condiciones democráticas ni exigencias de transparencia.
El futuro del BRICS y el papel de Cuba
La expansión del BRICS y la inclusión de nuevos socios reflejan el interés de los países emergentes por construir un contrapeso a la hegemonía occidental y redefinir las reglas del juego global. Sin embargo, el éxito de este proyecto dependerá de la capacidad del bloque para articular una agenda verdaderamente inclusiva y sostenible, que priorice el desarrollo humano y la democracia, y no se convierta en refugio de regímenes autoritarios en busca de legitimidad internacional.
Cuba, por su parte, enfrenta el reto de demostrar que su participación en el BRICS puede traducirse en beneficios concretos para su población y no solo en una nueva vitrina para la propaganda oficialista. La comunidad internacional y los propios miembros del bloque deberán exigir coherencia entre el discurso de inclusión y la práctica política de sus integrantes.