Tragedia en Santiago de Cuba: Muere adolescente de 16 años ahogada en la presa Chalons
Conocida cariñosamente como “Rosita” o “La Flaca”, la adolescente había cumplido 16 años apenas cuatro días antes del accidente, ocurrido en la tarde del viernes. Su desaparición generó una intensa búsqueda por parte de los bomberos, que concluyó con el hallazgo de su cuerpo sin vida a las 7:54 p.m., por parte del Comando 4 Vista Alegre del destacamento de Rescate y Salvamento.
Falta de prevención y seguridad en zonas recreativas
El suceso ha generado una oleada de dolor y reflexión en la comunidad. Aris Arias Batalla, responsable de Operaciones y Socorro del MINSAP en Santiago de Cuba, confirmó la tragedia y expresó en redes sociales: “Respetaré el momento, me sumo al dolor de esos padres y familiares, pero ¡NO debió suceder!”.
Este caso se suma a una preocupante lista de accidentes acuáticos que cada verano enlutan a familias cubanas. La ausencia de vigilancia, señalización y condiciones mínimas de seguridad en presas, ríos y zonas costeras sigue cobrando vidas, especialmente entre menores y adolescentes.

Foto: Captura Yosmany Mayeta Labrada
Una tragedia que pudo evitarse
La falta de opciones recreativas seguras y la crisis energética llevan a muchas personas a acudir a lugares como la presa Chalons, muchas veces sin preparación o supervisión adecuada. Mientras los recursos del Estado se desvían hacia otros fines, la seguridad ciudadana sigue sin ser una prioridad.
El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada también lamentó el hecho, enviando sus condolencias a los familiares y amigos de la víctima. Su página fue una de las primeras en informar sobre el suceso.
Una alerta urgente a las autoridades
La muerte de Rosa María Espinosa Quesada no puede quedar en el olvido. Es una llamada de atención sobre la responsabilidad que tienen las autoridades locales y nacionales de garantizar condiciones mínimas de seguridad en espacios públicos.
Urge una política clara de prevención de accidentes en cuerpos de agua, así como educación comunitaria, presencia de salvavidas, y mejor señalización. No se trata solo de lamentar, sino de actuar para que no se repita.
Que su corta vida, apagada en un instante, sirva de impulso para que se tomen medidas efectivas y que ninguna familia cubana más tenga que pasar por un dolor tan profundo e injusto.