La paradoja del Aeropuerto José Martí: saturado en medio del vacío turístico
El aeropuerto internacional José Martí de La Habana, el más importante de Cuba, vive una situación que, a primera vista, parece inexplicable: está colapsado… pero sin turistas.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) acaba de señalarlo como uno de los más congestionados de la región, pese al desplome del turismo internacional. ¿Cómo es posible? ¿Qué factores están detrás de este embudo aéreo? En este artículo analizamos las causas y consecuencias de una problemática que afecta no solo a los viajeros, sino que también refleja el caos estructural del país.
Un poco de historia: de vitrina del turismo a zona de supervivencia
Durante décadas, el aeropuerto de La Habana fue la puerta de entrada al “paraíso” socialista que el régimen promocionaba al mundo. Remodelado a finales del siglo XX con apoyo canadiense, y ampliado en varias fases, el Aeropuerto José Martí fue adaptado para recibir millones de turistas anuales, especialmente en los años del “boom” con Europa y Canadá.
Sin embargo, la situación dio un giro drástico a partir de 2020. La pandemia, las sanciones estadounidenses, el colapso económico interno y la pérdida de infraestructura lo convirtieron en un espacio deteriorado, lento y hostil. Hoy, más que un punto de entrada turística, es un centro de tránsito para la diáspora cubana, que regresa cargada de maletas y responsabilidades familiares.
¿Qué está pasando hoy en el aeropuerto de La Habana?

Aeropuerto de La Habana/ Patrick Oppmann X
Según el portal especializado, la IATA advirtió que el aeropuerto de La Habana figura entre los más congestionados de América Latina. La alerta no es menor: se trata de un centro aéreo que ha visto reducir su flujo turístico en más del 60 % en los últimos cinco años.
A pesar de esta baja, las colas interminables, las demoras de hasta 4 horas en las aduanas y la acumulación de equipaje se han vuelto rutina para los pasajeros.
Como señala un reportaje de El Toque, el principal terminal del país “colapsa todos los días”, especialmente con los vuelos que vienen de Miami, Panamá, México y República Dominicana.
Y no son precisamente turistas quienes aterrizan: son cubanos de la diáspora, que traen desde electrodomésticos hasta medicinas. En un país donde el desabastecimiento es crónico, cada pasajero es también un proveedor.
¿Por qué se congestiona un aeropuerto sin turistas?
- Crisis estructural y logística
La infraestructura del aeropuerto no se ha modernizado en años. Hay reportes de que solo funcionan dos escáneres de aduana para vuelos completos, y el personal es escaso y mal pagado. La digitalización es mínima, y el control aduanero funciona con un alto nivel de arbitrariedad.
- El «turismo humanitario» cubano
El turismo extranjero se desplomó, pero el tráfico de cubanos desde el exterior sigue creciendo. Vienen cargados, literalmente: maletas de hasta 120 kg por pasajero se han vuelto comunes. Algunos vuelos llegan con más de 4 toneladas de equipaje no declarado, lo que ralentiza todo el proceso.
- Aduanas diseñadas para vigilar, no facilitar
El sistema aduanero cubano es punitivo y confuso. Se prioriza el control sobre la eficiencia. Revisiones extensas, decomisos aleatorios y procedimientos manuales generan cuellos de botella. El foco está más en “cazar contrabando” que en agilizar procesos.
Las consecuencias del caos aéreo

Aeropuerto de La Habana/ IATA
➤ Malestar ciudadano y pérdida de confianza
Los cubanos residentes en el exterior, que invierten tiempo y dinero en traer ayuda a sus familias, terminan frustrados por las demoras, malos tratos y corrupción que muchas veces enfrentan.
Un aeropuerto colapsado espanta al poco turismo que aún considera visitar la isla. Los viajeros extranjeros, en su mayoría latinoamericanos y europeos nostálgicos del Caribe, enfrentan una llegada caótica y una salida aún peor.
➤ Riesgos para la seguridad
La saturación también implica riesgos operativos: largas filas en migración, falta de protocolos claros ante emergencias, o incluso pérdida de equipaje por mala manipulación.
¿Qué se puede hacer? Algunas soluciones posibles
Aunque la situación es compleja, existen medidas que podrían aliviar, al menos parcialmente, la crisis:
Reestructurar y digitalizar el sistema aduanal, con más escáneres y menos papeleo.
Ampliar el personal operativo y capacitarlo para un trato más eficiente y humano.
Rediseñar los horarios de vuelos, evitando acumulaciones en franjas pico.
Separar los vuelos turísticos de los humanitarios, con terminales diferenciadas y rutas logísticas distintas.
Pero quizás lo más importante: dejar de ver al viajero como sospechoso, y comenzar a tratarlo como aliado del país, especialmente cuando se trata de los miles de cubanos que, desde el exterior, mantienen a sus familias y a la economía nacional a flote.
El aeropuerto como espejo del país
El colapso del aeropuerto de La Habana no es un accidente ni una mala temporada. Es el reflejo de un modelo agotado, que ni en sus puntos de entrada logra ofrecer orden, dignidad ni eficiencia. Mientras no se asuman cambios profundos en la política interna y externa del país, el caos continuará.
Porque si un país sin turistas tiene uno de los aeropuertos más congestionados del continente, es señal clara de que no se trata solo de maletas. Se trata de todo un sistema que no despega.